• Sábado, 04 de mayo 2024
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Momentos con Luis Rodríguez

Lola: “Soy estúpida”. Luis responde: “Haciendo afirmaciones de este tipo te estás autoprogramando para serlo”

“Llevas media hora diciendo que eres estúpida. El hablar así no te hace bien, te contamina, te destruye, te deforma, te programa para ser lo que tú estás diciendo que eres”

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Momentos con Luis Rodríguez

Momentos con Luis Rodríguez

Tiempo de lectura: 8'Actualizado 04:37

¿Cómo estás, Lola?

Bastante destrozada.

¿Por qué? ¿Qué ocurre, Lola?

En este momento me encuentro tan mal que no puedo explicar muy bien lo que sucede.

¿Qué edad tienes?

46 años.

¿Desde cuándo te sucede lo que te sucede?

Todo esto empezó hace un año y medio, porque una persona de mi confianza nos pasó un dinero, y desde entonces todo ha sido un cúmulo de situaciones muy humillantes y desagradables por las que he tenido que pasar. He intentado hablar con algún psicólogo porque me siento muy incomunicada, y pienso que la única manera que tengo de avanzar es hablar con un psicólogo. Pero como no tengo dinero no puedo acceder a una terapia.

No te preocupes, que te pondremos en contacto con un psicólogo. ¿Pero qué te ocurre? Cuéntame.

Son tantas cosas que prácticamente necesitaría una terapia para poder explicarlo todo. Básicamente es que estoy muy sola, muy incomunicada, sin trabajo... Hace dos o tres días ha muerto mi tío, y ni siquiera he podido viajar a Alicante para ir al entierro. Eso ha sido el detonante. Son muchas cosas.

Ahora ya conocemos el detonante, el fallecimiento de tu tío. Pero cuéntame por qué estás así.

Por la familia también, porque no he estado ahí, y sé que me van a estar machacando durante muchos años. Ya me han machacado muchísimo a lo largo de mi vida y no veo capaz de soportar otros tantos años con ese machaqueo constante. Estoy súper preocupada porque vivo sola en un piso que no tiene habitaciones, con lo cual no puedo compartir ese espacio, no puedo alquilar una habitación para reducir gastos, para sacar un dinero extra que me permita poder pagar el alquiler. Son muchas cosas, pero básicamente lo que más me preocupa es esto. Sobre todo el hecho de estar muy aislada, no poder comunicarme, no poder expresar todas las cosas que me han ido pasando durante todo este tiempo. Eso me daría armas para poder desenvolverme bien, para tener fuerzas para buscar un trabajo. Necesito desesperadamente hablar detalladamente de lo que me ha ido pasando.

¿Qué te ha ido pasando?

Que he tenido malas experiencias con la familia y con esta persona que me ofreció hacer un negocio y un dinero, porque hacía muchísimos años que le conocía, y a los pocos días me cambió la película y me di cuenta de que no me lo iba a devolver. Entonces entré en pánico y en lugar de moverme hacia adelante y salir de esa situación me quedé como clavada. Estoy muy sola, estoy muy aislada. Tampoco sé qué parte de responsabilidad tiene el resto de las personas y qué parte de responsabilidad tengo yo. No sé si me estoy explicando.

¿Qué es lo que verdaderamente te hace sentir mal?

Que estoy sola. Me siento muy sola.

¿Sola de pareja o sola de amigos?

Sola de todo.

¿No tienes amistades?

Tengo muy pocas amigas. Es que tengo una relación extraña con la gente, estoy muy encerrada en mí misma y no me comunico bien.

¿Cómo es esa relación extraña con la gente?

Extraña en el sentido de que por una parte necesito estar sola durante mucho tiempo. No soy capaz de mantener una relación continuada con una persona. Una amiga, por ejemplo. Entiendo que la gente tiene que hacer su vida, pero la realidad es que me despierto y no encuentro fuerza para tirar adelante de ninguna manera. Pienso que la única manera en que puedo tirar hacia adelante es hablar y hablar. Hablar de lo que me ha pasado durante este último año y medio.

Yo creo que muchas personas tienen la idea, porque así nos lo han transmitido, de que hablar es bueno y nos ayuda. Depende de lo que hablemos, porque lo que sale por nuestra boca puede contaminar toda nuestra vida. Con la palabra hacemos afirmaciones, a veces negativas. Si tú te pasas media hora diciendo: “Soy estúpida”, haciendo afirmaciones de este tipo te estás autoprogramando para ser estúpida.

Lo sé.

Y entonces, media hora diciendo que eres estúpida, o que eres negligente, o que eres poco inteligente, o que no eres nada, o que te sientes mal... el hablar así no te hace bien, te contamina, te destruye, te deforma, te programa para ser lo que tú estás diciendo que eres. A veces decimos que hablar es bueno. Depende. La vida y la muerte están en nuestra boca. A ti te gusta hablar y hablas mucho, pero yo te digo: ¿qué hablas tú? No es lo que entra por la boca lo que contamina, es lo que sale de la boca lo que contamina.

Pero es que realmente me siento tan mal que tampoco puedo decir cosas bonitas. Si una persona me pregunta cómo estoy, ¿qué le voy a decir? No creo que haya nada bonito en mí.

Este tipo de declaraciones que tú haces es lo que te hace daño.

Pero es que me siento así. Creo que hablar con un profesional al que no le influya mi opinión me dará la posibilidad de hablar con libertad y quitarme de la cabeza todos estos pensamientos tan negativos que tengo.

No importa a quién tienes delante, sea un profesional, un catedrático, un vecino, un compañero de la escuela donde estudiaste, un familiar o el presidente del gobierno. Lo que importa son tus declaraciones. Salomón escribió esto: “Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.” Lo que dices te determina. Eres lo que tú dices ser. Tú dices que te sientes mal. Claro, con este tipo de declaraciones acerca de ti misma, lo que tú digas a un psicólogo, a un psiquiatra o a un psicoanalista... lo que tú dices es lo que te mata a ti, aunque el que tengas enfrente sea un profesional. Son tus declaraciones las que te matan. Tú sacas tu espada y te hieres a ti misma. Esto es lo que tienes que cambiar, Lola.

Me ha reconfortado.

Pues no te definas más así. Tú te retroalimentas, es decir, haces ese tipo de declaraciones y cada vez te sientes fatal. “Soy horrible”, y te sientes horrible. Claro, te has convencido a ti misma de que eres horrible y no sabes verte de otra manera. Estoy seguro de que tú no eres horrible. ¿Por qué te sientes horrible?

Porque soy una persona inútil.

¿Inútil?

Sí.

Pero es que, Lola, tú vuelves a tu discurso. Dices: “Me siento inútil.” ¿Cómo te sientes más?

Mejor no decirlo.

Vamos a buscar las cosas positivas de ti. Dios pensó en hacer algo bonito y te creó a ti. No puedes ser horrible. No lo eres. ¿Qué te duele, Lola?

Todo. Me duele el alma, no hay nada que no me duela.

¿Cómo son tus recuerdos? Enséñame las fotos de tu pasado. Si yo te pido que me saques de tu álbum de fotos una foto bonita, ¿cuál me enseñarías?

El recuerdo más bonito que tengo es el vivir con mi abuela cuando era pequeña.

¿Cómo era tu abuela?

Era una mujer súper femenina que me quería muchísimo, me cuidaba muchísimo.

¿Ella cómo te veía a ti?

Como una muñequita. Me trataba muy bien. Es la persona que más me ha querido.

Ella debió de ser una buena persona, una buena abuela, pero es que además tú la inspirabas a tratarte como a una muñequita, con delicadeza. Se dedicó a esto, a tratarte bien. ¿Te dijo alguna vez que eras una inútil?

No, en la fotografía de la que estamos hablando no.

En esta foto vemos a tu abuelita tratándote con cariño, como a una princesita. Enséñame otra foto.

No tengo más fotos.

¿Y fotos feas tienes?

Bastantes.

Enséñame una foto de un momento feo de tu vida.

Estoy encerrada en una habitación, castigada durante muchas horas, sentada. Entra una persona maltratándome, asustándome, humillándome, agrediéndome...

¿Es una persona importante en tu vida?

Era el marido de mi madre.

No era tu padre...

No.

¿Te insultaba verbalmente?

Sí, pero nunca utilizaba palabras soeces. Era muy sutil. Pasó durante mucho tiempo.

¿Y tu abuela estaba todavía en esa etapa de tu vida?

No, yo vivía con mi madre.

¿Dónde estaba tu abuela?

En su casa.

¿Sabía que tú estabas siendo maltratada, humillada, agredida...?

Es extraño, porque esto pasó durante unos siete años de mi vida y ahora, en la edad adulta, no me puedo creer que nadie se diera cuenta de lo que estaba sucediendo.

¿Tu madre se daba cuenta?

Dice que no.

Esto de las humillaciones en un cuarto oscuro, sentada, maltratada, humillada, agredida, asustada y vejada, ¿cuánto tiempo pasó?

Siete años. Desde los trece a los veinte.

¿Hay alguna otra foto que me quieras enseñar esta noche?

No, porque son todas súper feas.

Supongo que tienes almacenados muchos sentimientos contra el marido de tu madre.

Más que contra él, contra ella.

Contra tu madre porque no te defendió, no te protegió de él.

Siempre ha impedido que yo me defienda. No era ya la agresión que recibía por parte de él, porque si tú recibes una agresión pero te puedes defender, ahí tienes una salida. Pero cuando no te puedes defender es una tortura. El concepto que yo tengo de tortura es la indefensión. Que tu propia madre te invalide para defenderte es terrible.

¿A ti te gusta leer?

Me encantaría poder concentrarme para leer.

Te voy a recomendar un libro con una historia que yo sé que te va a interesar y te vas a poder concentrar. El autor nació en 1905. Se llamaba Viktor Emil Frankl. En el año 1930 logró un doctorado en medicina. Después de conseguir el doctorado en medicina se ocupó de atender a mujeres que tenían tendencias suicidas. Más tarde fue nombrado jefe del departamento de neurología en un hospital. Era una persona preparada e inteligente. Esta persona acabó en un campo de concentración nazi. Sus padres murieron en el campo de concentración.

Y él sobrevivió.

Sí, él sobrevivió.

Y escribió el libro.

Pero en este libro explica cómo sobrevivió. Debido al sufrimiento que vivió en el campo de concentración, de haber visto morir a muchísimas personas, incluidos sus padres, él desarrolló una terapia que se aplicó a sí mismo, a la que llamó logoterapia (la terapia de la palabra). Él explica en ese libro cómo sobrevivió a las humillaciones, a los maltratos, a las vejaciones, al vivir asustado, a esa foto que me has enseñado, como la tuya.

Pero no hay parangón. No se puede comparar mi historia con la de estas personas.

Él escribió este libro para personas como tú. Ya sé que no es nada comparable, pero tú has vivido en tu pequeño campo de concentración. Si este hombre sobrevivió a los recuerdos...

Yo también lo puedo hacer.

Pues vale la pena que le escuches. El título del libro es El hombre en busca de sentido. Es un clásico. El autor, Viktor Frankl. ¿A que te ha interesado?

Me ha encantado. Me ha dado una esperanza increíble.

Pues ahora sólo queda que tú te lo compres, le eches un vistazo y la semana que viene me llamas y hablamos.

Ha sido un auténtico placer hablar contigo. Me he sentido súper súper bien.

Te espero la semana que viene, ¿de acuerdo?

De acuerdo.

Hasta pronto, Lola.

MOMENTOS CON LUIS RODRÍGUEZ

Radio de madrugada con Luis Rodríguez.

La radio a oscuras...

Todos los días de 1,30 a 6 de la madrugada a través de Cope Cataluña y Andorra. “Momentos con Luis Rodríguez”, desde Cope Barcelona para todo el mundo.

La radio no decae, ni siquiera por la noche. Las horas profundas de la madrugada son un “non stop” a disposición de curiosos, insomnes, amas de casa, universitarios, profesionales, gentes de edad avanzada, jóvenes y adultos que coinciden en el cruce de caminos de uno de los males de nuestro siglo: la incomunicación en las grandes ciudades.

De día se va deprisa, a un ritmo frenético, no hay tiempo para nada y la radio se oye mientras se desempeña otra actividad. La madrugada, en cambio, es el tiempo de la calma, de la reflexión, el insomnio, la soledad, el darle vueltas a los problemas...

La radio se convierte entonces en compañera, en íntima amiga y, a veces, en tabla de salvación. A través del teléfono, Luis Rodríguez está a disposición de todos los que deseen ser escuchados. Eso explica la buena audiencia de “Momentos”, un programa donde los oyentes pueden ser escuchados y también comprendidos; explicar sus problemas e inquietudes.

A través del teléfono gratuito 900 40 20 32 son muchas las llamadas, las historias, las vivencias que se comparten en antena, creando el ambiente preciso para que el oyente se sincere y profundice sobre cualquier tema que haya elegido libremente. En “Momentos con Luis Rodríguez” la audiencia es la auténtica protagonista.

Momentos con Luis Rodríguez” ha sido premiado en numerosas ocasiones por su labor social y cuenta con más de 1.800.000 seguidores en Facebook.com/momentosluisrodriguez, así como más de 23.000.000 descargas de podcasts de las llamadas en la plataforma Ivoox.com/momentosconluisrodriguez.

Todos los días de 1,30 a 6 de la madrugada a través de Cope Cataluña y Andorra. “Momentos con Luis Rodríguez”, desde Barcelona para todo el mundo.

Puedes comunicarte con Luis Rodríguez a través del teléfono gratuito 900 40 20 32 o bien contar tu historia escribiendo a luisrodriguez@momentos.fm.

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