La pandemia ha tenido especial impacto en el aspecto económico, físico y emocional de los cuidadores no profesionales. Con la excepción de la vida familiar, donde las medidas de reducción de contactos y las cuarentenas les han permitido pasar más tiempo a casa.
Con el estudio presentado hoy, desde la Fundación Pere Tarrés han querido visibilizar las situaciones de este colectivo, donde en España está principalmente formado por familiares, y donde ocho de cada diez personas cuidadoras son mujeres y de estas más de la mitad tienen entre 45 y 54 años.
La doctora Rosalina Alcalde, jefa de metodología y estudios de la Fundación Pere Tarrés ha explicado cómo las políticas públicas y la ley de dependencia han ayudado poco a mejorar la calidad de vida de estas personas.
Un buen servicio supone dar a la persona cuidadora más tiempo libre. Un tiempo especialmente necesario sabiendo que un 67% de los encuestados tiene que renunciar a las vacaciones para cuidar de una persona dependiente. Es por eso que echan de menos poderse apoyar más en los servicios que reciben.
En el próximo estudio, la Fundación Pere Tarrés se quieren centrar en los beneficios que las redes de cuidadores pueden dar a la hora de encontrar ayuda y apoyo entre el colectivo.