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Una mujer da a luz en la zona de disco-bares de Palencia con ayuda de viandantes y Policía Local

Un paramédico que estaba de fiesta fue capaz de dar la vuelta al niño porque nacía de nalgas. Al ver a los policías entregó el bebé a uno de ellos señalando que no respiraba

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Manuel Lobejón
Redactor en COPE Palencia

Palencia

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 15:07

No estamos ya acostumbrados a un parto tan inusual, en plena vía pública, pero sigue ocurriendo.

La noche del viernes al sábado, a las 6:30 de la mañana, la Calle Rizarzuela conocida por su animada vida nocturna con discobares y discotecas de la capital palentina es el escenario de idas y venidas de decenas de personas que transitan tras una jornada de disfrute.

En la puerta de uno de esos locales con un curioso nombre “Lina Morgan Freeman” una mujer de nacionalidad colombiana de 32 años acaba de ponerse de parto de su tercer hijo. Se había puesto mala en casa cuando se metieron en el coche tuvieron que parar, no daba tiempo a llegar al hospital, según señalaron los acompañantes de esta mujer que, con permiso de turista, lleva 20 días en España.

Alertaron al centro de emergencias 112 de Castilla y León de la situación y estos derivaron la llamada a la Policía Local de Palencia, mientras se enviaba también una UVI móvil a las inmediaciones del número 5 de la mencionada vía.

Los primeros en llegar fueron dos policías. Óscar Celador de 40 años y su compañera Ana Isabel Rubio de 42 años. Ambos estaban patrullando por el cercano Paseo del Salón. La sorpresa fue mayúscula al enterarse de que pese a la cercanía han llegado a un parto consumado.

Sin encender las luces del coche patrulla, se dirigieron al lugar y encontraron a la mujer en la parte trasera de un vehículo con el bebé recién nacido y el cordón umbilical aún unido. Un ciudadano de origen sudamericano que estaba en Palencia también con visado de turista, paramédico en su país, estaba de fiesta y se acercó a ver que ocurria.

Siguiendo las indicaciones de la médico del 112 por teléfono, este hombre fue capaz de dar la vuelta al niño porque nacía de nalgas. Al ver a los policías entregó el bebé a uno de ellos señalando que no respiraba.

¡toma, toma! y me dio el bebé mientras me decía ¡no respira, no respira!, relata Óscar Celador


Ambos agentes, tal y como han relatado a los compañeros del periodico Norte de Castilla, se convirtieron en protagonistas inesperados de este acontecimiento. Óscar, con instintos de padre, comenzó de inmediato la maniobra de respiración en el estrecho espacio entre los asientos delantero y trasero del vehículo, con su compañera proporcionando apoyo y seguridad y todo esto con la madre llorando en el asiento trasero lógicamente preocupada por el estado del pequeño.

Ambos agentes consiguieron no sin esfuerzo cerrar el utilitario rodeado de gente, para mantener la temperatura del pequeño.

“Me lo pegué a mí y empecé a reanimarle dentro del coche en el hueco que había entre el asiento delantero y trasero, porque la madre estaba atrás. Me puse a decir ¡venga campeón! ¡venga campeón!, no quería asustar a la madre, que estaba llorando», recuerda Óscar en el rotativo.

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"Me pasaron el teléfono para que me asistiera la médico del 112 pero no podía cogerlo porque tenía las dos manos ocupadas y el hueco era muy pequeño. La compañera consiguió cerrar el vehículo y se metió en la parte trasera y empezó a decirme ¡dale, dale, tranquilo compi! Estuvimos tres o cuatro minutos intentando reanimar al niño y ya llegó otra patrulla, que Jesús H. Lucas, uno de los compañeros, también de Salamanca, tiene conocimientos sanitarios.

Llegó un compañero con conocimientos sanitarios mientras reanimaba al bebe. Dijo que continuara, que lo estaba haciendo bien


"Me pasó una manta térmica y dijo que continuara, que lo estaba haciendo bien, él se limitó a abrir la boca al niño para que pudiera expulsar y ya vimos que hacía espasmos como de poder respirar. Llegó justo la ambulancia y empezó a respirar el bebé, entraron la médica y una sanitaria en el coche, cortaron el cordón umbilical y se llevaron al niño". Entre la emoción y el alivio, Óscar se retiró a un lugar cercano y se emocionó al procesar la magnitud de la situación, abrazado al paramédico que estaba de fiesta y se acercó para salvar entre ambos la vida de un bebé venido al mundo con 32-34 semanas y menos de dos kilos y medio.

"En ese momento me fui a la plaza metálica y me emocioné. Hablé con el chico que había sacado al bebé, Mi mujer me dice que siempre había confiado en mí, que ella lo dejó todo para venir conmigo a Palencia, y que tenía que estar orgulloso porque salvé una vida".

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