La señora Toribia se fue andando desde su pueblo a Madrid, emigrar a América y volver: "Ahora todo en el pueblo se llama Toribia en su homenaje"

El experto gastronómico Pedro Madera descubre en la Maragatería leonesa una ruta llena de sabor e historias de superación que giran en torno a la cecina

José Manuel Nieto

Publicado el - Actualizado

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El experto en viajes y gastronomía, Pedro Madera, ha diseñado una nueva ruta para el programa Poniendo las Calles de la cadena COPE. En una charla con Carlos Moreno 'El Pulpo', Madera ha desgranado un recorrido por la comarca leonesa de la Maragatería que tiene como protagonista uno de los productos más emblemáticos y, a la vez, desconocidos de la zona: la cecina. Un viaje que pretendía ser de dos días y que se alargó a cuatro, descubriendo tesoros inesperados.

Astorga, el corazón de la Maragatería

La base de operaciones de esta ruta gastronómica se establece en Astorga, un municipio con una importante huella romana y cruce del Camino de Santiago. Madera destaca de la localidad su riqueza monumental, con edificios tan emblemáticos como el Palacio Episcopal, obra de Gaudí, o su imponente catedral. Además, la ciudad cuenta con atractivos singulares como un museo dedicado al chocolate.

El colaborador subraya la importancia del comercio local que todavía pervive en la ciudad. Menciona la pastelería La Mallorquina, con su caja registradora de toda la vida; la tienda de cecinas Barros; o La Vintería, un local de antigüedades. Para Madera, estas tiendas son las que hay que defender, donde hay que gastar para mantener viva la esencia de los pueblos.

Val de San Lorenzo y la historia de Toribia

Sin embargo, el gran descubrimiento del viaje para el experto ha sido un pueblo cercano a Astorga llamado Val de San Lorenzo. Una pequeña localidad de casas bajas, con la arquitectura leonesa típica que mezcla la piedra con el barro rojizo y los troncos de madera. Un lugar donde el tiempo parece haberse detenido y donde se respira la esencia de la España rural.

Instagram: turismovaldesanlorenzo

Productos de TEXTIL MARAGATA

Allí encontró negocios como Textiles La Maragata, regentado por dos hermanas que dejaron la gran ciudad para volver al pueblo. Una de ellas elabora rosquillas y dulces, mientras la otra teje mantas. Su historia familiar es el verdadero tesoro del lugar: su tía abuela, la señora Toribia, se fue andando desde Val de San Lorenzo a Madrid para después emigrar a América y volver.

Ahora todo en el pueblo se llama Toribia en su homenaje"

Pedro Madera

Experto en viajes y gastronomía

El legado de esta mujer emprendedora es tal que, como explica Madera, ahora todo en el pueblo se llama Toribia en su homenaje: las mantas, la repostería, el bar y hasta unas casas rurales. Una historia de superación que vertebra la identidad de este pequeño municipio leonés y que demuestra la resiliencia de sus gentes.

En el mismo pueblo, Madera se topó con otra figura singular, la señora Benita, de la marca de cecinas Flanagan. Su primer contacto fue un seco "¿qué quiere?", una pregunta que cambió por completo cuando el experto mencionó que trabajaba para el programa de 'El Pulpo', ya que su hijo es oyente. Al momento, la hospitalidad maragata se hizo presente.

No te vas a ir sin comer"

Pedro Madera

Experto en viajes y gastronomía

La desconfianza inicial se tornó en una invitación a quedarse a comer. El hijo de Benita, un auténtico afinador de cecinas, le ofreció una lección magistral sobre el producto. Este artesano trabaja con carnes locales leonesas, pero también importa cortes de productores que conoce de Australia, Paraguay o Uruguay para crear piezas únicas, como una sorprendente cecina de Waygu. La experiencia demuestra que la calidad de los embutidos, como el mejor chorizo del mundo, a menudo se encuentra en pequeños pueblos.

Cecinas Nieto

Cecina de León

El arte de la cecina leonesa

Pedro Madera define la cecina como un producto mágico y sanísimo. Un embutido limpio y magro, elaborado con carne de vacuno, con la infiltración de grasa justa. Su método de elaboración permite que sea consumido por diferentes culturas, como la musulmana, lo que ha impulsado su exportación.

La recomendación del experto para degustarla es clara: cortada muy fina, a modo de carpaccio de cecina, y con un simple chorretón de buen aceite de oliva. "Tú pan poco, come magro, que el pan embrutece", recordaba Madera citando a su abuelo, mientras aconsejaba hacer un canutillo con la loncha y disfrutar de cómo se deshace en la boca.

La ruta de la cecina se puede extender a otros núcleos de la provincia, como Cistierna, en la zona prepicos de Europa, o pueblos como Villamanín y La Vecilla. En todos ellos se encuentran pequeños productores que, según Madera, "dan vida a estos pueblos" y garantizan una calidad artesana que marca la diferencia.

Al final de su recorrido, el experto bromeaba sobre el resultado de su viaje: "Mi endocrino ya no se hace responsable". Una aventura gastronómica que le dejó con ganas de explorar más productos, como las legumbres de la zona, un mundo que, como el de las lentejas de Zamora, también guarda grandes historias y sabores.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.