La pandemia de la COVID-19 está provocando un aumento de la frecuencia y la intensidad del dolor de cabeza en pacientes ya diagnosticados con migraña,una patología que es la primera causa de discapacidad a nivel global en personas de entre 16 y 50 años.

Según el Jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario de Guadalajara, Antonio Yusta, "cualquier infección viral puede provocar en personas especialmente predispuestas, sobre todo en personas migrañosas, un aumento de la frecuencia y de la intensidad del dolor de cabeza".

Pero además, el Dr. Yusta ha explicado que, en el caso del COVID-19, "puede provocar por sí mismo un dolor de cabeza importante, y no sólo durante el período agudo de la enfermedad sino que, cuando ya han remitido todos los síntomas más agudos, puede persistir un dolor de cabeza durante incluso varios meses", añadiendo que el dolor remite finalmente, "es autolimitado y los pacientes migrañosos que antes ya tenían dolor de cabeza vuelven a su frecuencia e intensidad habituales".

Sin embargo, tal y como ha advertido, además del coronavirus, existen otros factores que están incidiendo en la intensificación de los síntomas migrañosos, como por ejemplo "la primavera o la propia tensión emocional y el estrés que supone la etapa de pandemia".

El Jefe de Neurología del centro hospitalario guadalajareño también ha hablado de los efectos negativos que este tiempo de pandemia está provocando en enfermos de Parkinson o demencia.

"En un estado de pandemia, en el cual hemos estado confinados en casa mucho tiempo, hemos notado un empeoramiento importante de estos pacientes, que no sólo se manifiesta en que están más cansados o tengan un cuadro más depresivo, de angustia por el miedo a la propia enfermedad, sino también por la baja actividad", ha señalado.

No es de extrañar, por tanto que la principal recomendación médica para las personas con Parkinson es "que caminen de hora a hora y media todos los días, pero por espacios abiertos porque así mejoran su equilibrio y su actividad motora".

Con respecto a las personas que sufren una demencia, Yusta ha indicado que "sise le quitan sus rutinas, como ha ocurrido durante el estado de confinamiento, cognitivamente van a estar mucho peor".

Finalmente, el neurólogo alcarreño se ha referido a los trombos que origina la COVID-19, apuntando que "afectan aproximadamente a entre un 15% y un 30% de los pacientes ingresados en el hospital", aunque que, tal y como ha asegurado, "normalmente, cuando ya se les da el alta, ese período de trombosis ya ha pasado y el paciente se ha recuperado de las mismas".

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En respuesta al temor o desconfianza que muchas personas tienen hacia las vacunas contra el coronavirus como consecuencia de los casos de trombosis que se han detectado, el Dr. Yusta haapuntado quela probabilidad de"morirse de la Covid cuando una persona ingresa en la UVI es de un 30%, mientras que morirse por una vacuna es de 1 por 1 millón".

Y por si esta comparativa no fuera ya suficientemente reveladora, ha añadido que "morirse en un accidente de tráfico es 1 partido por 1.200; si cogemos un avión, la probabilidad de que nos matemos en un accidente aéreo es de 1 partido por 5.000, y si salimos al campo y hay tormenta, la probabilidad de que nos mate un rayo es de 1 partido por 55.000, mientras que la probabilidad de que nos muramos por cualquier tipo de vacuna que nos pongamos de la COVID es de 1 por 1 millón".

"Hay que dejar de tener miedo y hay que vacunarse... ¡punto!", ha concluido con énfasis el Jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario de Guadalajara.