La razón por la que los vecinos de Santander rechazan el nuevo nombre de una de sus calles: “Muy macabro...”

Ya es oficial. Santander ha retirado el nombre de Alcázar de Toledo del callejero. La céntrica vía que conecta Numancia con San Fernando se llama desde esta semana Cuesta de las Ánimas, como ya reflejan los nuevos carteles instalados por el Ayuntamiento. Se trata de una medida que forma parte del proceso de cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática, que obliga a eliminar cualquier rastro de exaltación del franquismo en espacios públicos.

Un poco de historia

Este cambio no es casual ni improvisado. La calle fue rebautizada como Alcázar de Toledo en 1937, durante la Guerra Civil, por el Ayuntamiento franquista, en homenaje al famoso asedio de la ciudad castellana que fue utilizado como símbolo propagandístico del régimen. Pero mucho antes, esta misma calle tuvo otro nombre, Cuesta de las Ánimas, que ahora se recupera. Se trata de su denominación más antigua, documentada ya a principios del siglo XX. Posteriormente, en 1911, también fue conocida como Primero de Mayo, en honor al movimiento obrero y al Centro Obrero que se ubicaba en la zona.

Sin embargo, no todos los vecinos están contentos con el cambio. La decisión ha generado una buena dosis de polémica en la zona, donde la mayoría de los vecinos admite que ni conocía el nombre original ni entiende el motivo del cambio. 

Algunos lo consideran innecesario y aseguran que genera confusión. “No me cuadra mucho el nombre, no tiene sentido”, comentaba una vecina al ver el cartel nuevo. Otra, acostumbrada desde niña a llamarla Alcázar de Toledo, decía que le parecía “fatal, porque estás acostumbrada a los nombres de siempre”. Incluso había quien no sabía ni cómo se llamaba antes ni cómo se llama ahora, pero aseguraba no entender nada de este asunto: “ni funifa”.

Entre las opiniones recogidas por COPE Cantabria también había vecinos a los que les parecía un nombre poético y evocador. “Me suena muy Bécquer, a mí me gusta”, decía una joven. Aunque la tónica general era más crítica: “Es un nombre muy macabro y muy feo. Cualquier otro habría sido mejor, yo qué sé... la calle del Parlamento, por ejemplo”.

Pese a esa división de opiniones, el Ayuntamiento ha optado por recuperar el nombre original por una razón clara: es un topónimo con vínculo real con la historia de Santander. La Cuesta de las Ánimas hacía referencia al antiguo callejón que conectaba con la iglesia de San Francisco y aparece en documentación urbana de principios del siglo pasado. Se trata, por tanto, de una recuperación más que de una invención.

"NO ES UNA DECISIÓN POLÍTICA"

Este no será el único cambio. La medida forma parte de un proceso más amplio, en el que hasta 18 calles de la ciudad cambiarán de nombre para adaptarse a la legislación. También serán modificadas denominaciones como General Dávila, Comandante Cortizo o General Mola.

Desde el Ayuntamiento insisten en que no se trata de una decisión política, sino de una obligación legal. Además, explican que se ha optado por recuperar nombres históricos, con sentido local, en lugar de imponer denominaciones ideológicas. Aun así, reconocen que será un proceso lento de adaptación para los vecinos y comerciantes, que deberán ir asimilando los nuevos nombres.

En el caso de la Cuesta de las Ánimas, el reto será precisamente ese: que los santanderinos se acostumbren a llamarla así. Porque una cosa es lo que pone el cartel, y otra, lo que la gente dice al quedar con alguien o al dar una dirección. Y es ahí donde empieza la verdadera transición: en la forma en que una ciudad nombra sus calles y, con ellas, su propia memoria.