La Granja Furel en el municipio de La Aldea es junto con otras dos ubicaciones en Grecia y Noruega, uno de los tres puntos elegidos por la Unión Europea para desarrollar un novedoso sistema de producción eléctrica a partir del hidrógeno.

El proyecto consta de varias fases y gracias a él, un consumidor, la granja, se convierte en un creador de energía a través de distintos puntos de generación. El sistema comprende paneles fotovoltaicos que atienden al consumo diurno, al mismo tiempo que se va acumulando energía para usarla durante la noche en las necesidades del sistema.

La acumulación de energía se lleva a cabo mediante una batería normal y un electrolizador que permite su almacenamiento a largo plazo. Aquí es donde entra en juego el hidrógeno. El sistema separa agua en oxígeno e hidrógeno que se almacena a alta presión por encima de los 200 bares. Este hidrógeno es empleado después en la creación de electricidad.

Será antes de que finalice el verano cuando se complete la instalación de todo el sistema que cuando esté operativo al 100 % podrá aportar 150 kilovatios de energía, suficiente para saciar las necesidades de una explotación que ahora mismo consume energía mediante un generador por importe de 25.000 euros al mes.

Sus propietarios, los hermanos Medina, valoraban de manera muy positiva la iniciativa, que también contribuirá a reducir el coste que tiene la producción de leche. En el cómputo de este tipo de granjas, el alimento de los animales se lleva del 60 al 75 % del coste de producción mientras que la energía debería suponer entre el 4 o el 5 %. En la actualidad, a consecuencia del aumento de precios, ese porcentaje se sitúa en el 12 y 13 %.

Según algunos de los especialistas que colaboran en el desarrollan el proyecto, Santiago Díaz Ruano, jefe de sección del departamento de energías renovables del ITC, y Marcos Rubio, responsable de I+D de la empresa Inycom, uno de las ideas que atrajo la inversión hacia Gran Canaria y en concreto a La Aldea es que este municipio es una “isla energética” dentro de una isla física. El grupo Capisa también apoya este proyecto, cuya idea es exportable a otras explotaciones ganaderas.