Atragantarnos mientras estamos comiendo es una situación muy desagradable que puede llegar a poner en riesgo nuestras vidas. Según los especialistas, cuando veamos a alguien que se encuentre sufriendo el percance, debemos actuar con calma y ayudar a esta persona, valorando los sintomas que presenta. "Si puede respirar o hablar, dice Pedro Caballero, la situación es leve y muchas veces tosiendo fuerte, podemos solventar el percance. Si vemos que no puede decir nada, ni respirar y la piel comienza a estar azul, en ese caso, debemos llamar al 112 y practicar la maniobra de Heimlich.

Pero este especialista en medicina intensiva alertaba en COPE de algo que muchas veces intentamos, guiados por el susto y los nervios propios del momento: meter los dedos en la boca para intentar extraer el alimento que está en la garganta. “Es una medida que debe practicarse tan solo en último caso y cuando todo lo demás falla, porque puede ser muy nocivo y meter el alimento todavía más adentro”, explica Caballero, que asegura que la maniobra de Heimlich es sencilla y suele dar buen resultado.

Para un adulto de pie, señala, “debemos situarnos detrás de la persona afectada, juntar nuestra manos delante suyo presionando hacia arriba el abdomen, justo por debajo del esternón. En el caso de que tengamos que practicarle la maniobra a un niño, es necesario colocarle sobre nuestras rodillas con la cabeza hacia abajo y darle unas palmadas sobre la espalda para tratar de expulsar lo que se haya tragado”. Si esto no resulta, podemos intentar hacer la misma maniobra que con un adulto, para intentar la extracción del cuerpo extraño.

Pero ¿qué ocurre si nos atragantamos y no hay nadie alrededor para auxiliarnos? En este caso podemos autopracticarnos esta maniobra echando nuestro torso sobre el respaldo de una silla y presionando el mismo punto del abdomen. Caballero hace un llamamiento a que la gente conozca esta sencilla maniobra "porque los atragantamientos son más frecuentes de lo que parecen".