Miriam Alba Rodríguez es enfermera temporal del Servicio Canario de la Salud en Gran Canaria. Ella fue una de las sanitarias que durante la primera ola de la pandemia se contagió de coronavirus y explicó en los micrófonos de COPE Canarias la difícil situación que atravesaban los profesionales del ámbito de la salud.

Por aquel entonces, hace ahora un año, Salud Pública clasificaba a los contagiados de COVID como “enfermedad común”y no como “baja laboral”. En el caso de Miriam conllevó que se le terminara el contrato y que, no solo tuviera que preocuparse por su salud, sino también por arreglar papeles porque, como ella denunciaba, “Atención Primaria nos ha dejado tirados a los que tenemos contratos temporales”.

Un año después del inicio de la pandemia en España, Miriam califica esta experiencia como, “la peor de mi vida”. Insiste en que como profesional “ha sido muy duro”. “Tener miedo a contagiarme de nuevo, a llevar el virus a casa o no relacionarme con mi familia para no contagiarles ha sido lo peor”.

La enfermera asegura que “todavía no sabemos a lo que nos enfrentamos”, ya que, aunque se ha investigado durante todo este año y se ha avanzado y se tienen más datos que al principio, hay muchas lagunas con respecto a esta enfermedad.

Miriam señala que cada vez que ve reuniones multitudinarias o fiestas clandestinas lamenta que la población “no sabe por lo que se está pasando”. Denuncia que “la conciencia se ha perdido un poco” y los que no han vivido esta dramática situación de cerca no saben lo que es.

“La secuela psicológica que nos ha dejado no solo a mí, sino a mis compañeros, es grande. Ha sido y sigue siendo muy duro”.

La enfermera insiste en que todavía queda por pasar la cuarta ola del virus y para frenarla no es suficiente con las restricciones actuales de toque de queda o limitación en los espacios de restauración, sino que se debe ahondar en una educación sanitaria. “Vemos muchas imprudencias”, advierte.