La denuncia de una camarera, tras una agresión: "La Policía tardó dos horas en llegar”
Una camarera relata continuos episodios de violencia en Santa Catalina y la falta de respuesta policial

Empleadas de la cafetería
Gran Canaria - Publicado el - Actualizado
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La inseguridad ciudadana se ha convertido en una creciente preocupación para residentes y trabajadores en Las Palmas de Gran Canaria, especialmente en zonas céntricas como el barrio de Guanarteme y el Parque de Santa Catalina. Durante el último fin de semana, un turista fue víctima de un robo con agresión en Guanarteme, reflejo de una realidad cotidiana en algunos puntos de la ciudad.
Uno de los focos más preocupantes se sitúa en el Parque de Santa Catalina, donde las agresiones, robos y altercados son cada vez más frecuentes. Alejandra, camarera en una de las cafeterías de la zona, ha compartido su testimonio en los micrófonos de Herrera en COPE Canarias, describiendo una situación límite que afecta tanto a su seguridad como a su salud mental.
AGRESIÓN EN EL LOCAL

Cafetería sangre en el suelo
“Intentamos echar a una persona que entró en la cafetería, pero no se iba. Quería usar el baño, quería café, pero no nos entendía. Al final tuvimos que sacarlo del local. Se alteró, me empujó, me tiró la bandeja y rompió vasos. Tuve que llamar a la policía. Se metió dentro de la barra y fue hacia mi compañera. Menos mal que un cliente que pasaba por casualidad nos ayudó a sacarlo, porque la policía tardó bastante en llegar, hasta dos horas y cuarenta minutos. Es inaceptable”, relata Alejandra, De hecho, su mayor queja no solo es la violencia, sino la falta de una respuesta efectiva por parte de las fuerzas de seguridad.
Intentamos echar a una persona que entró en la cafetería, pero no se iba. Me empujó, me tiró la bandeja y rompió vasos
Pero este no es un incidente aislado. Alejandra denuncia que los enfrentamientos y altercados son parte de su día a día. Frente a la cafetería hay un charco de sangre que lleva ahí cuatro días. Por mucho que limpien el parque sigue ahí. Se trata de un reguero de sangre, que se extiende unos metros hasta llegar al siguiente negocio, claramente visible si paseamos por la zona.
Sensación de impotencia
La situación se agrava por la sensación de impotencia que sienten las trabajadoras de esta cafetería. Según Alejandra, aunque las autoridades recomiendan denunciar y seguir los procedimientos legales, sus acciones no tienen un impacto real. “Nos dicen que podemos denunciar, hacer un reconocimiento y juicio previo, pero que realmente ellos no pueden hacer nada”, cuenta enfadada.
Lo que antes era un entorno de trabajo tranquilo, hoy es un espacio donde impera el miedo: “Antes había algún mendigo que te pedía comida, pero ahora la gente entra al local, te agrede. Esto antes no pasaba.”
Antes había algún mendigo que te pedía comida, pero ahora la gente entra al local, te agrede. Esto antes no pasaba.
Piden soluciones
Vecinos y trabajadores del Parque de Santa Catalina exigen soluciones inmediatas. Reclaman más presencia policial, intervenciones sociales para atender a personas en situación de vulnerabilidad, y medidas que devuelvan la tranquilidad a una zona emblemática de la ciudad.
Mientras tanto, historias como la de Alejandra continúan repitiéndose, y la inseguridad se convierte en un ingrediente más a sumar en la difícil tarea de los emprendedores para sacar adelante sus negocios en esta zona de la capital grancanaria.