El Museo de la Iglesia y la Escuela Superior de Arte renuevan su compromiso para formar a jóvenes profesionales: "Están encantadas"

"La Iglesia, por su milenaria historia, es experta en humanidad y es la casa de la belleza porque es morada de Dios, fuente de toda hermosura". Con estas bonitas palabras define Jorge Fernández Sangrador, Vicario de Cultura del Arzobispado de Oviedo, el papel del cristianismo en el arte. Un vínculo tan fuerte como antiguo, que se puede apreciar en rincones únicos como el Museo de la Iglesia de Asturias, inaugurado en 1990 y que cuenta con más de 500 obras.

Para mantener bien cuidado el tesoro, es imprescindible el trabajo de profesionales que lo cuiden como es debido. Por eso, el Museo de la Iglesia de Asturias ha renovado su vínculo con la Escuela Superior de Arte. Un acuerdo con el que el alumnado de estudios superiores de conservación y restauración de bienes de interés cultural acceden a un entorno de trabajo real, fundamentalmente, en la Catedral de Oviedo.

"La idea es, contando con el bagaje y los conocimientos que ellos -los alumnos- traen, buscar casuísticas específicas, que son las que van a apuntalar su futuro desarrollo profesional", explica Paula Sánchez, restauradora del museo. En los cuatro años de vigencia del convenio, doce alumnos han pasado ya por la Catedral. Ahora, son tres las jóvenes que trabajan, día a día, con "obras reales y de gran importancia".

El director de la Escuela de Arte, César Menéndez, asegura que las profesionales que sale de su centro "están encantadas". "Aquí es donde ponen en juego toda su profesionalidad. Por eso creemos que esta colaboración va a seguir en el tiempo", señala. No es el único que destaca la importancia de ese acuerdo entre instituciones. Jorge Fernández Sangrador considera que "los museos han de aprovechar la energía de la juventud y adaptarse a la novedad de los imparables avances tecnológicos". Y es que el convenio no solo abarca la conservación y restauración de obras, sino que también incluye su catalogación y difusión.