Del futuro de José Ángel Ziganda, de momento, solo ha hablado con claridad el propio entrenador. El técnico ha evitado la parte de incertidumbre que le atañe: quiere seguir en el banquillo del Carlos Tartiere. En la otra parte, en la de los dirigentes, ni en privado se escapan ciertas certezas sobre esta cuestión en concreto. La pobre segunda vuelta del equipo ha hecho aumentar la cautela sobre una decisión fundamental de cara al Oviedo del próximo curso.

En general, el entrenador navarro, respetado y querido en muchos estamentos del Tartiere, cuenta con una valoración personal positiva. En el Consejo azul se mantienen los halagos hacia el extécnico de Osasuna y Athletic. El final de la Liga, alejado el sufrimiento de la zona baja, daría razones para la continuidad, una meta que persigue el club como garantía de estabilidad deportiva. Pero la permanencia a falta de tres jornadas no deja motivos para la autocomplacencia.

El Oviedo se fija internamente el objetivo del octavo puesto que ahora tiene la Ponferradina. Por el factor económico y también por la mejoría anímica que supondría para encarar otro verano intenso. Mientras tanto, será Arturo Elías quien marque los plazos desde México. En los últimos años, en unos contextos parecidos, hubo que esperar hasta el final de la temporada para que Juan Antonio Anquela o Sergio Egea recibieran la confirmación de su continuidad en el banquillo. Actualmente, con la permanencia garantizada, Elías escuchará a la dirección deportiva y al Consejo. Seguidamente estudiará la situación y ofrecerá su veredicto.

A diferencia de las últimas temporadas, el Oviedo llega a la jornada 40 sin grandes objetivos clasificatorios. En las oficinas del Tartiere saben que la incertidumbre sobre una decisión tan relevante genera ruido en el entorno. La espera se puede hacer larga. El debate sobre Ziganda está en la calle. Aunque fuentes del Oviedo garantizan que dentro, "en ambas partes, hay tranquilidad". Ahora, los plazos dependen de México, con Ziganda esperando para confirmar que el club quiere que se quede. El Oviedo entiende que la posible renovación no puede ir unida al objetivo de la permanencia conseguida sino a una valoración más general del trabajo del cuerpo técnico.

Durante la temporada, algunas decisiones del entrenador han dejado en entredicho varios movimientos de la dirección deportiva en el mercado de fichajes. Del técnico navarro se valora su dedicación, la buena conexión con los jugadores y el nivel competitivo del equipo, que pocas veces se ha visto claramente superado en las 39 jornadas disputadas. En el lado negativo, preocupa el escaso bagaje ofensivo. A grandes rasgos, sobre todo desde enero, el Oviedo no ha sido un equipo que proyecte un buen fútbol de ataque.

En el pasado verano, el grado de satisfacción con Ziganda era total. No tanto en el escenario actual. La temporada deja un mal sabor de boca en México, donde se ve la necesidad de que la política deportiva del club mejore a pasos agigantados. A tres jornadas para el desenlace del curso, Ziganda se mantiene bien situado para renovar, pero Elías tendrá la última palabra tras estudiar la situación. Carso marcará los plazos.