El primer tramo de la nueva Avenida de Cataluña ya es una realidad. Era una reivindicación histórica: 33 años llevaban los vecinos reclamando una actuación en esta zona de la ciudad. Se han invertido 4,4 millones de euros en unas obras que han durado más de un año, concretamente 13 meses, uno menos de los inicialmente previstos, “lo que demuestra la coordinación y eficacia de todos los implicados”, ha asegurado este viernes la alcaldesa, Natalia Chueca.

La reconversión de esta antigua carretera nacional supone un cambio radical. Chueca, quien ha inaugurado la arteria renovada, ha puesto en valor que los vecinos hayan “ganado espacio, aceras para pasear, poder sentarse en unos bancos o incluso ver árboles donde antes sólo había cemento”. “Ahora es más humana y un referente del urbanismo del siglo XXI”, ha asegurado.

La Avenida de Cataluña mide 3 km, es una de las más largas de la ciudad. En esta primera fase se han renovado 500 metros lineales y se ha actuado sobre casi 24.000 metros cuadrados, entre el Tercer Cinturón y la calle Veintitrés de Abril.

El asfalto, machacado por la actividad industrial, es ahora nuevo. Hay dos carriles por sentido; un carril bici segregado por plazas de aparcamiento; 17 zonas ajardinadas con bancos; parques infantiles; y aceras de entre 10 y 12 metros totalmente accesibles.

Además, se ha aprovechado esta actuación para renovar la red de saneamiento de agua, cambiando las tuberías y el contador de agua “para asegurarnos de que no haya escapes ni roturas en muchísimo tiempo”. Del mismo modo, se ha sustituido el antiguo alumbrado por sistemas de led, “minimizando el consumo y mejorando la visibilidad”.

LA SEGUNDA FASE, ESTE AÑO

Esta actuación es sólo el principio. Las obras del segundo tramo se aprobaron la semana pasada y comenzarán en la segunda mitad del año. Serán 9 meses de obras, incluyendo una nueva rotonda bajo el puente del ferrocarril.

El ADIF ha tenido que dar el visto bueno porque por allí pasa la alta velocidad y el ferrocarril convencional. Además, la vieja tubería de hormigón armado se cambiará por otra de fundición dúctil; y se demolerá el pozo de registro que ahora sobresale de la acera.

Queda pendiente, además, una tercera fase, para que la todavía no se manejan plazos. “El objetivo es que las obras no paren, tenemos un compromiso con los vecinos”, asegura Chueca.

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