Bodegas Borsao corona la garnacha aragonesa como referente mundial

En el corazón del Campo de Borja, a los pies del imponente Moncayo, una bodega ha logrado transformar la percepción de una uva autóctona hasta convertirla en un fenómeno global. Bodegas Borsao, nacida en 1958 como una cooperativa que hoy agrupa a 375 familias de viticultores, se ha consolidado como la cuna de la garnacha y un emblema de cómo la tradición, el respeto por la tierra y la innovación pueden llevar un producto local a las mesas de más de 60 países. Su historia es la de una reinvención, la de una variedad que pasó de ser subestimada a convertirse en una de las más admiradas del mundo.

La bodega gestiona una vasta extensión de entre 2.100 y 2.260 hectáreas de viñedo, una parte muy significativa de la Denominación de Origen Campo de Borja. Estos viñedos se extienden en terrenos que ascienden desde los 350 hasta los 800 metros de altitud, una diversidad que se convierte en una de sus grandes fortalezas. Más del 60% de la superficie está dedicada a la garnacha, aunque convive con otras variedades como syrah, tempranillo o cabernet sauvignon. El compromiso con la calidad se refleja en prácticas como la vendimia manual, que todavía se realiza en aproximadamente la mitad de la cosecha para garantizar el máximo cuidado del fruto.

La resurrección de una uva histórica

Aunque hoy la garnacha vive una época dorada, no siempre fue así. Durante años, fue una variedad poco apreciada por la dificultad de controlar su elaboración. El punto de inflexión, según explica el director general, Emilio del Caso, llegó con la tecnología. “En el momento que se introdujo los equipos de frío en bodega y se pudo contener la temperatura que se eleva durante la fermentación, pues pudo reflejar todos esos matices de frutas rojas, de fruta fresca, y esos aromas que desprende, que es lo que la hace reconocible”, afirma. Este control permitió revelar la verdadera personalidad de una uva que tiene su origen documentado en Aragón y que fue exportada al resto del mundo durante la expansión del Reino de Aragón.

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La garnacha ha demostrado además una notable capacidad de adaptación a un clima de extremos como el del Campo de Borja, caracterizado por inviernos fríos y veranos muy cálidos y secos. “Quizás sea de las mejores variedades a la hora de adaptarse a las condiciones adversas que nos vemos envueltos en los últimos años”, señala Del Caso. Esta resiliencia, combinada con la diversidad de suelos y altitudes, permite a los enólogos de Borsao crear vinos con perfiles muy distintos. “No es lo mismo estar arriba del todo, donde los matices son más de fruta negra, con más especiados, con más concentración, que en las zonas más bajas, que es la fruta más fresca, más fruta roja, más ligera. En esa combinación está el gusto”, añade.

De Aragón al mundo: la conquista de los mercados

El reconocimiento internacional de Bodegas Borsao no fue casual, sino el resultado de un trabajo constante y una visión estratégica. Un momento clave en su expansión fue la valoración de sus vinos por parte del influyente crítico estadounidense Robert Parker. “Para nosotros fue fundamental la crítica, que nos dio un empujón muy importante a nivel de reconocimiento de la variedad y de la calidad de nuestros vinos”, recuerda Emilio del Caso. Ese espaldarazo, sumado al trabajo diario de todo el equipo, desde los agricultores hasta el área comercial, abrió las puertas de Estados Unidos, el mercado que “ha tirado del carro del consumo de vinos de calidad”.

Hoy, la exportación es la actividad fundamental de la bodega, con presencia en más de 60 países, incluyendo mercados clave como Canadá, Latinoamérica, Reino Unido o Alemania. Javier Sierra, director comercial, subraya la importancia de esta diversificación, que aporta seguridad y solidez al proyecto. Uno de sus vinos insignia, Tres Picos, se ha convertido en el mejor embajador de la marca en el exterior. Según Sierra, este vino es el reflejo perfecto de su origen: “Es la la representación de la garnacha pura y del de la cuna de la garnacha". Esta capacidad de ofrecer un producto con personalidad y una excelente relación calidad-precio es, en su opinión, una de las claves del éxito en un consumidor que busca autenticidad.

Es la representación de la garnacha pura y de la cuna de la garnacha"

Emilio Del Caso

Director General de Bodegas Borsao

Un motor para el territorio

El crecimiento de Bodegas Borsao ha ido de la mano de una fuerte apuesta por su entorno. En 2019, la bodega inauguró unas instalaciones modernas y funcionales para dar respuesta a la demanda global sin renunciar a la calidad. “La calidad no solo es la del producto, sino la del proceso”, explica Del Caso, quien compara la necesidad de ampliación con el crecimiento de una familia. Estas nuevas instalaciones aseguran la trazabilidad total del producto y permiten realizar las mezclas, el embotellado y la crianza en botella con la máxima eficiencia, mientras que la fermentación sigue realizándose en las instalaciones antiguas, cargadas de historia.

Este compromiso se resume en su lema: “Celebrar el territorio”. Para la bodega, el vino es mucho más que un producto; es una herramienta para fijar población y generar riqueza en el ámbito rural. “Tenemos que ser conscientes de que la sociedad se puede desarrollar en el ámbito rural, y para que se desarrolle esa sociedad, tiene que haber una actividad económica”, defiende Del Caso. Borsao se ha convertido en un motor económico para la comarca de Campo de Borja, demostrando que es posible construir un proyecto de éxito internacional desde un profundo arraigo local.

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Esta filosofía se extiende también a la sostenibilidad, un factor cada vez más demandado por los consumidores y los mercados. Para Javier Sierra, es un pilar estratégico: “Para nosotros es vital ser una bodega certificada en sostenibilidad para poder optar a ciertos negocios”. La adaptación ha sido una constante en la historia de Borsao. Frente a un contexto global cambiante, marcado por eventos como la pandemia o el Brexit, la bodega mantiene una posición sólida gracias a la diversificación de mercados y a la construcción de una marca coherente, que es sinónimo de calidad y verdad para el consumidor.

Con la vista puesta en la campaña de Navidad, uno de los momentos clave del año, las previsiones son optimistas. El vino, como recuerda Sierra, “significa compartir con amigos, con familia”. En estas fechas, el mayor consumo de tintos beneficia a la bodega, cuyos vinos como el ya mencionado Tres Picos o el syrah Zarihs se presentan como la elección ideal para acompañar las celebraciones. Un brindis que celebra no solo la Navidad, sino también la historia de un territorio y el éxito de su uva más preciada.