El Real Zaragoza de Carcedo no sabe ganar ni jugando contra nueve (0-0)

El árbitro canario Trujillo Suárez expulsó a dos jugadores del Éibar, anuló vía VAR un gol de Bermejo y amplió ocho minutos cada tiempo

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

El equipo de Juan Carlos Carcedo no pasó del empate a cero en la noche de este lunes en La Romareda ante un Éibar que acabó con nueve jugadores en el campo. El técnico riojano no da con la tecla y sale muy tocado tras lo ocurrido ante el cuadro armero, pues no fue capaz de encontrar soluciones para batir a un rival que vio cómo le expulsaban a un jugador en cada tiempo.

El árbitro canario Trujillo Suárez, rehén del VAR, además, anuló un gol al zaragocista Bermejo y alargó el partido ocho minutos en cada tiempo. Fueron un total de dieciséis minutos de añadido. Pero era igual. Aunque hubiera prolongado una hora más, el conjunto aragonés no era capaz ni de tirar a puerta. Que Cristian pasara desapercibido era normal. Lo increíble es que tampoco el meta del Éibar, Yoel, tuviera apenas trabajo.

En una noche que prometía, todo acabó estropeándose por culpa de los diferentes protagonistas del choque. Primero, por la actitud del Éibar, con su antifútbol y su marrullería. Después, por un árbitro que perdió el norte desde el principio. Y, sobre todo, por la dictadura del VAR, que cada vez demuestra más lo alejado que está de la esencia de este deporte. Pero, además, también, finalmente -y es lo más triste y preocupante-, por culpa de un Real Zaragoza que fue incapaz de marcar e incluso de crear ocasiones, ante un equipo en inferioridad numérica.

Es verdad que el Éibar logró arrancar un punto de gran mérito de La Romareda, ya que jugó con un hombre menos desde el minuto 40 y con dos menos desde el 77, ante un Real Zaragoza que sigue sin encontrarse esta temporada y que continúa sin ser capaz de mantener una línea estable de rendimiento, ni siquiera en clara superioridad, como en este caso.

El conjunto aragonés, que venía de una dolorosa y justa derrota, incluso corta, en Anduva ante el Mirandés que en esos momentos era colista, no fue capaz de reaccionar y dejó volar un punto de un estadio de La Romareda, que hace mucho que dejó de ser un fortín y que coloca de nuevo a los 'blanquillos' bordeando el descenso. Con tan sólo 9 puntos de 24 posibles, el abismo queda tan sólo a 3. Y la cifra de goles es ridícula: 4 tantos en ocho jornadas. El que logró Bermejo, con lo que cuesta verle marcar alguno, lo envió el puñetero VAR a hacer gárgaras.

Para el conjunto armero el empate es oro teniendo cuenta su clara situación de inferioridad numérica durante muchos minutos y además le permite seguir pugnando por la segunda plaza, que le queda a dos puntos mientras que el liderato lo tiene a cuatro.

El conjunto zaragocista volvió a evidenciar un mal que parece haberse convertido en endémico ya en la últimas temporadas, su incapacidad para ganar en su estadio, donde después de doce puntos posibles solo ha sumado cinco y ni siquiera con una gran ventaja disfrutó de claras ocasiones porque prácticamente no tuvo en todo el partido.

El inicio del juego conllevó un mayor dominio del balón del equipo visitante pero sin crear peligro, lo mismo que los propietarios del terreno. El juego era muy táctico con los dos equipos más preocupados de no desordenarse que de buscar con convicción el área rival aunque a partir del minuto 20 el conjunto aragonés dio un paso adelante y, más por empuje que por buen juego, consiguió pisar área y dar más sensación de peligro aunque siguió sin haber ocasiones claras.

El partido comenzó a complicarse para el Eibar con la lesión de Berrocal en el minuto 25 y la situación fue a peor cuando en el 40 su sustituto, Frederico Venancio, fue expulsado con roja directa tras revisar el colegiado a instancias del VAR un manotazo del portugués a Valentín Vada.

El técnico del conjunto armero, Gaizka Garitano, recompuso el equipo pasando a jugar con tres centrales tras realizar dos cambios y se defendió con orden ante un conjunto 'blanquillo' que abrió el juego a las bandas pero que tuvo muy poca precisión en las combinaciones y especialmente en los centros, lo que le impidió disfrutar de ocasiones de gol en toda la segunda parte.

Sergio Bermejo marcó en el 63 pero el tanto fue anulado tras la acusica intervención del VAR por un manotazo previo del jugador zaragocista a su defensor. Presuntamente, le metió involuntariamente un dedo en el ojo a Arbilla.

La incapacidad local permitió al equipo eibarrés aguantar sin problemas incluso cuando a falta de trece minutos se quedó con nueve jugadores. Tirando de experiencia y también de picardía fue capaz de salvar un punto que le sabe a victoria.

R. Zaragoza 0: Cristian Alvarez; Fran Gámez (Larrazábal, m.46), Lluís López, Jair, Fuentes; Francho (Manu Molina, m.83), Jaume Grau; Bermejo (Mollejo, m.66), Vada (Puche, m.83), Giuliano Simeone; e Iván Azón (Gueye, m.66).

S.D. Eibar 0: Yoel; Tejero, Berrocal (Venancio, m.29), Arbilla, Imanol (Quique, m.81); Sergio Alvarez, Matheus Pereira; Corpas (Correa, m.42), Javi Muñoz, Stoichkov (Nolaskoain, m.42); y Bautista (Blanco Leschuk, m.46).

Árbitro: Trujillo Suárez (Comité de Tenerife). Expulsó con roja directa a Venancio (m.40). Amonestó con tarjeta amarilla a Fran Gámez y Jair, del equipo local y a Berrocal, Tejero, Arbilla, Correa, Blanco Leschuk, Imanol, Nolaskoain y Matheus Pereira del visitante.

Incidencias: partido correspondiente a la octava jornada de Liga de Segunda división disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante 18.523 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por la tragedia ocurrida en Indonesia.

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