Una mujer de Zaragoza ve cómo van a okupar su casa y, justo en ese momento, toma una decisión que lo evita todo: gracias a una llamada

Alagón ha conseguido poner fin al revuelo provocado por la presencia de personas desconocidas en el municipio, gracias al gesto de este mujer y a la rápida intervención policial

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Un okupa junto a una mujer en silla de ruedas

César Bernal

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La okupación sigue siendo un problema en las calles de nuestro país. Fiel reflejo de esta problemática fueron las calles de la localidad zaragozana de Alagón hace poco más de un año, cuándo la preocupación se instaló entre los vecinos tras la presencia de personas desconocidas rondando el municipio durante varios días.

Los rumores sobre los intentos de ocupación de viviendas vacías se confirmaron, cuando la rápida actuación de una vecina y la eficaz intervención de la Policía Local, evitaron el intento de dos hombres de tomar por la fuerza una casa de dos plantas en la calle Méndez Núñez. Un episodio que  adelantó el Heraldo de Aragón y que refleja el aumento de la alerta social frente a este tipo de delitos y la importancia de la colaboración ciudadana para proteger la propiedad privada.

Los vecinos muestran su descontento ante la okupación

Un largo historial delictivo

La dueña de la vivienda, recién adquirida y situada en la misma calle donde reside, no dudó en actuar al detectar la actitud sospechosa de los dos hombres, vecinos de Zaragoza, que merodeaban por la puerta. Gracias a su valentía y a su llamada a la Policía Local, se evitó que forzaran la entrada. Los agentes les retiraron herramientas como una cizalla, una pata de cabra, tijeras y un bombín nuevo de cerradura con su llave, pruebas claras de sus intenciones para hacerse con el preciado piso.

"Ya sé cómo funcionan estas cosas"

Uno de los okupas

Aunque los sospechosos no llegaron a reventar la puerta ni a entrar en la casa, su serenidad ante la situación resulta llamativa. Uno de ellos le dijo a la propietaria que “ya sabía cómo se hacían estas cosas” mientras esperaban a la Policía. Tras su identificación, se comprobó que uno de los individuos acumula más de 50 antecedentes policiales relacionados con robos, hurtos y entradas ilegales en viviendas, lo que pone de manifiesto su recorrido delictivo.

Okupar, cambiar y alquilar

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Una okupa grita a un policía

Tras una extensa investigación, la policía determinó que el objetivo de los intrusos era acceder ilegalmente al inmueble, cambiar la cerradura para asegurar el control de la vivienda y posteriormente alquilarla a otras personas o incluso venderla de manera fraudulenta, una práctica tristemente cada vez más habitual en casos de okupación. 

La dueña, además de conseguir frustrar el intento gracias a su intervención y la ayuda policial, formalizó la denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Casetas para iniciar un procedimiento penal. Este episodio evidencia la organización y la valentía con la que actúan algunas okupas, así como la creciente preocupación en pueblos y ciudades en las que la llegada policial no puede ser tan rápida y efectiva.

Más vale prevenir que curar

Los expertos y la policía insisten en la importancia de la prevención y la reacción inmediata ante cualquier intento de ocupación ilegal. Recomiendan a los propietarios realizar visitas periódicas a sus inmuebles vacíos, recoger el correo del buzón y observar si se detectan señales o marcas colocadas en la entrada. Además, aconsejan instalar programadores de luz para simular actividad en la vivienda y así disuadir a posibles okupas. En caso de percibir movimientos extraños o indicios de intento de acceso ilegal, es crucial alertar a las autoridades lo antes posible, ya que solo durante el primer trimestre se han registrado más de 530 denuncias por okupación en nuestro país.

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