El sinhogarismo se cronifica en Teruel: la seguridad de la calle choca con la falta de vivienda
Cáritas alerta del aumento de personas sin hogar, que eligen la tranquilidad de la ciudad pese al frío extremo y a un mercado del alquiler completamente inaccesible

Teruel - Publicado el
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La realidad del sinhogarismo en Teruel se ha convertido en un problema crónico y creciente. Según los datos de Cáritas Diocesana de Teruel y Albarracín, la entidad acompañó a 682 personas sin hogar durante 2024, lo que supone un aumento del 2% con respecto al año anterior. La raíz del problema, según advierten desde la organización, es la seria dificultad para encontrar un alojamiento en la ciudad. El mercado del alquiler presenta una combinación de precios elevados y una oferta muy escasa, una barrera casi insalvable para las personas en situación de vulnerabilidad.
Aunque los datos de 2025 parecen apuntar a una estabilización, la situación no mejora. "No va a más y tampoco se mejora el problema", explica Mapi Fonbuena, trabajadora social de Cáritas Teruel. Esta estabilidad, sin embargo, no implica un descenso en el número de afectados, sino un estancamiento en una crisis que ya afecta a un número significativo de personas. Este fenómeno se enmarca en una tendencia nacional, donde Cáritas España atendió a casi 43.000 personas sin hogar en 2024, un 1,2% más que el año previo.
Un perfil diverso, una misma calle
No existe un perfil único de la persona sin hogar en Teruel. Si bien la mayoría son varones de mediana edad, desde Cáritas subrayan que la casuística es muy variada. Incluye a personas sin ingresos por falta de empleo, inmigrantes en situación administrativa irregular que carecen de autorización para trabajar y, de forma cada vez más visible, mujeres. De hecho, según las estadísticas nacionales, dos de cada diez personas sin hogar son mujeres, un dato que refleja una feminización creciente de este tipo de exclusión social.
Muchos de ellos son itinerantes, moviéndose entre ciudades en lo que popularmente se conoce como "hacer el carril". Sin embargo, se ha detectado un grupo de personas que decide permanecer en Teruel, viviendo literalmente en la calle. La razón principal para quedarse es una paradoja: la seguridad. A pesar de las gélidas temperaturas del invierno turolense, estas personas valoran la tranquilidad y la certeza de que no serán agredidas por la noche.
Prefieren dormir en situación de calle aquí en Teruel con otras ciudades por la seguridad que hay en Teruel"
La seguridad, un imán a pesar del frío
La elección de Teruel como refugio, aun sin tener un techo, evidencia una dura realidad. La seguridad que ofrece la capital turolense se antepone a la falta de oportunidades de vivienda y al riesgo para la salud que suponen las bajas temperaturas nocturnas. Mapi Fonbuena confirma esta tendencia: "Prefieren dormir en situación de calle aquí en Teruel con otras ciudades por la seguridad que hay en Teruel". Esta preferencia subraya el nivel de desprotección y violencia que sufren en otros lugares y convierte a la ciudad en un polo de atracción para quienes buscan, ante todo, sobrevivir una noche más sin ser molestados o atacados.
Esta situación se produce en un contexto de pocas oportunidades de vivienda, lo que genera un cuello de botella para quienes intentan salir de la calle. La seguridad se paga con la exposición al frío y la perpetuación de un ciclo de exclusión del que es muy difícil escapar sin un acceso real a un hogar digno.
Más allá de la calle: el sinhogarismo invisible
Desde Cáritas insisten en ampliar el concepto de "sinhogarismo", que va más allá de la imagen de una persona durmiendo en la calle. El hogar, explican, debe entenderse como "un lugar donde te sientes seguro, donde puedes tener un proyecto de vida, donde es como que entras y es tu refugio". Bajo esta definición, emerge una realidad mucho más amplia y, a menudo, invisible.
En este sinhogarismo oculto se encuentran perfiles muy diversos. Hay trabajadores con sueldo que no pueden acceder a una vivienda digna, personas migrantes atrapadas en la invisibilidad administrativa, víctimas de violencia machista que no encuentran seguridad en su propio domicilio, o personas con discapacidad o problemas de salud mental que residen en recursos como albergues, lugares que ofrecen un techo temporal pero que no son un hogar adecuado para un desarrollo vital pleno.
Para visibilizar todas estas realidades, y en el marco del Día de las Personas sin Hogar, que se celebra el 26 de octubre, la entidad organizó un 'flashmob' en la plaza del Torico de Teruel bajo el lema "Sin hogar pero con sueños". El acto, que congregó a unas 80 personas, sirvió para leer un manifiesto y "darle voz a las personas sin hogar, que apenas tienen foros para poder hacerlo", señala Fonbuena. Aunque la percepción general es de empatía, desde Cáritas concluyen que la concienciación es solo el primer paso. "La sociedad está sensibilizada, pero falta mucho trabajo por hacer".
La sociedad está sensibilizada, pero falta mucho trabajo por hacer"
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