Jaca, cruce de prodigios: peregrinos, reyes y leyendas oscuras en el Camino de Santiago
De un futuro Papa a una dama poseída y un rey inglés en guerra: las sorprendentes historias que dejaron huella en la ciudad pirenaica
Jaca - Publicado el
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Jaca, puerta aragonesa del Camino de Santiago francés, ha sido testigo durante siglos del paso de personajes fascinantes: monjes, arzobispos, nobles, reyes, corsarios y hasta peregrinos poseídos. La ciudad es un cruce de caminos… y de historias asombrosas. Y algunas de las más impactantes quedan recogidas en relatos históricos hoy poco conocidos.
Jaca, enclave clave del Camino del Apóstol
El paso de peregrinos por Jaca, documentado desde la Edad Media, incluye figuras de enorme relevancia para la cristiandad. Entre ellas destacó, en 1109, un monje cluniacense —benedictino— que peregrinó acompañado nada menos que del futuro papa Calixto II, uno de los grandes impulsores del culto jacobeo.
Una dama y un demonio
Entre 1175 y 1189 llegó a Jaca una peregrina singular: una joven de 17 años, hermosa y poseída desde los siete meses de vida. Los textos medievales narran que la muchacha fue abandonada en la puerta de una abadía de “monjes negros”, en las cercanías de Jaca y del valle del Aspe. Aunque la referencia no encaja del todo con los monasterios conocidos —como Santa Cristina o Santa María de Somport— podría apuntar a San Juan de la Peña.
La joven era utilizada, según la crónica, para “tentar y turbar” a los monjes, pues su belleza y el demonio que la habitaba aparecían y desaparecían de su cuerpo a voluntad.
Los religiosos intentaron liberarla varias veces, pero la entidad demoníaca volvió a poseerla prometiéndole riquezas y una belleza aún mayor. Solo cuando llegó ante el sepulcro del Apóstol Santiago, arrodillada en Compostela, la posesión cesó por completo.
El rey Eduardo III de Inglaterra: un peregrino en plena guerra
No menos llamativo es el paso por Jaca de Eduardo III de Inglaterra en 1366, quien cruzó los Pirineos por la ruta aragonesa en plena tensión bélica con Francia.
Eduardo III era además duque de Aquitania, señor de los territorios que hoy abarcan Burdeos y parte de los Pirineos Atlánticos.
la Leona Sangrienta
La historia se vuelve aún más épica cuando aparece el nombre de Juana de Belleville, figura histórica apodada “la tigresa bretona” o “la leona sangrienta”.
Tras el brutal asesinato de su marido, Oliver IV de Clisson, por orden del rey francés, Juana obtuvo del monarca inglés una patente de corso para atacar los barcos de Francia.
Crónicas de la época la describen al mando de tres naves negras con velas rojas, azotando el Atlántico en busca de represalias.
Toda esta trama bélica y política se entrelaza con el hecho poco conocido de que Eduardo III, su aliado, viajó por la ruta jacobea que pasa por Jaca.
1435: el “Conde de Egipto”, un gitano rebelde en Jaca
Otro episodio singular ocurrió en 1435, cuando los jurados de Jaca tuvieron un serio altercado con un peregrino conocido como Tomás, Conde de Egipto. Tomás, descrito como un gitano de pura raza, se negaba a pagar los peajes de entrada a la ciudad, alegando que era de “sangre azul”. Aunque el origen de su autoproclamado título es un misterio, el conflicto fue tal que sus discusiones con los jurados quedaron registradas en documentos de la época.