“No es un regalo: es una vida”. La llamada urgente de protectoras y familias para frenar el abandono animal en Navidad

Estamos a las puertas de la Navidad, una época asociada a familia, ilusión y regalos. Sin embargo, para miles de animales supone justo lo contrario: abandono, miedo y un futuro incierto. Cada año, las protectoras de toda España vuelven a alertar de que diciembre y enero son meses críticos. Aumentan las compras impulsivas de mascotas que, pasado el efecto inicial, terminan descartadas como si fueran un juguete roto.  

En Andalucía, la situación es especialmente grave para una raza que encabeza desde hace años las cifras de abandono: los galgos. No es casualidad. La realidad de muchos de estos perros es dura y, a menudo, invisible. 

Durante el programa, escuchamos el caso de Isis, una galga rescatada directamente del asfalto. Su adoptante, Amalia, relata que la perra llevaba meses sobreviviendo en la calle, sin chip y sin cuidados. “Un perro es uno más de la familia. No es un regalito que hoy te doy y mañana suelto”, insiste con firmeza. Su mensaje para quienes piensan en poner un lazo rojo a un cachorro estas fiestas es claro: “Que se lo piensen mucho, muchísimo”.

Entre la temporada de caza y las compras impulsivas: doble riesgo para los galgos  

Para profundizar en esta realidad, hemos hablado con la Fundación Benjamín Mehnert, ubicada en Dos Hermanas (Sevilla), una de las entidades más reconocidas en el rescate y rehabilitación de galgos en España. Cada año atienden a cientos de perros procedentes tanto del abandono urbano como de descartes relacionados con la caza.  

Su portavoz, Alberto Piña, responsable de Departamento de la fundación, explica por qué estas fechas son especialmente preocupantes.  

Entre la temporada de caza y los regalos impulsivos: doble riesgo para los galgos  

Piña detalla que diciembre y enero combinan dos factores peligrosos: el fin de la temporada de caza, que deja a muchos galgos sin utilidad para sus dueños, y el repunte de abandonos ligados a las compras navideñas. 

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A su centro llegan alrededor de mil perros al año, muchos en estados “lamentables”: desnutridos, con fracturas sin tratar, sin cuidados básicos o con un miedo extremo al ser humano. Los motivos se repiten: crías masivas, selección por rendimiento y descarte inmediato cuando no cumplen expectativas.

Aunque la conciencia social está mejorando, Alberto reconoce que aún llegan animales víctimas de decisiones impulsivas. Un cachorro bonito bajo el árbol puede convertirse en un problema cuando la familia no puede asumir su educación, cuidados veterinarios o rutinas.

 Protectoras desbordadas: manos, hogares y visibilidad  

La Fundación Benjamín Mehnert acoge actualmente entre 450 y 500 animales. Su voluntariado es esencial, pero insuficiente para cubrir el volumen de trabajo. Necesitan adopciones responsables, familias de acogida, manos que ayuden y, sobre todo, visibilidad para que su labor llegue a quienes pueden colaborar.  

Mientras más manos, mejor. Es el último engranaje para dar salida al abandono masivo que sufrimos”

Alberto Piña

responsable de Departamento de la fundación Benjamín Mehnert

 “Es un compromiso de por vida”: pensar antes de adoptar o comprar  

En estas fiestas, cuando las tiendas exhiben cachorros y muchos niños incluyen “un perrito” en su lista de deseos, las protectoras repiten un mensaje que debería ser obligatorio antes de cualquier regalo: un animal no es un juguete, ni un capricho, ni un adorno navideño. Es una vida. Una vida que dependerá por completo de quien la acoja, que necesitará cuidados, tiempo, recursos y estabilidad durante años. 

Pensarlo dos veces no es un freno a la ilusión, sino la única forma de evitar que, tras el brillo de la Navidad, miles de perros y gatos terminen abandonados, heridos o atrapados en protectoras ya desbordadas.