"Al principio es muy difícil": la compleja misión de ayudar a las personas sin hogar en las frías noches de Sevilla
Con la llegada de las bajas temperaturas, la unidad de emergencias sociales de la ciudad intensifica su labor para proteger a los más vulnerables en las calles
Persona sin hogar
Sevilla - Publicado el
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La llegada de las bajas temperaturas a Sevilla ha transformado la noche en una amenaza para las personas más vulnerables. En la primera línea de esta batalla contra el frío se encuentra la UMIE (Unidad Municipal de Emergencias Sociales y Exclusión Social), un servicio esencial del ayuntamiento de Sevilla disponible las 24 horas que intensifica su actividad cuando el termómetro se desploma.
Miriam Piles y Manu Ángel son dos de los técnicos que recorren la ciudad en sus rutas de calle. Su trabajo va más allá de ofrecer mantas, café o un traslado al albergue; se centra en establecer un vínculo humano que resulta vital para estas personas.
Un vínculo humano, la clave para poder ayudar
Establecer una relación de confianza es un proceso lento y complejo. "Al principio es muy difícil, no se puede ser tan directos", explica Manu Ángel sobre los primeros contactos. Según relata, las personas se muestran "muy reacias" al principio, por lo que necesitan tiempo para abrirse.
Al final somos la única persona con la que sienten esa confianza para abrirse"
"Son muchos días los que vamos para conseguir estrechar un vínculo", añade. Poco a poco, las personas sin hogar comienzan a contar sus historias de vida, convirtiendo a los técnicos en sus únicos confidentes: "Al final somos la única persona con la que sienten esa confianza para abrirse".
La organización de las rutas se nutre de los avisos de vecinos y establecimientos, aunque los equipos también peinan las calles de forma proactiva. "Aunque no hayamos recibido una activación en equis calle, pues pasamos por ahí y, si vemos personas, ya nos paramos y comenzamos a hablar con ellas", detalla Manu.
Nuevos perfiles y el reto de la salud mental
Miriam Piles, su compañera en la UMIE, subraya que la decisión de aceptar la ayuda es siempre voluntaria. "Es verdad que convencer nosotros no llegamos a convencer, porque las personas tienen que, libremente, elegirlo", afirma. A veces, este paso puede tardar mucho en llegar, pero una vez que lo dan, "se adhieren bien al recurso y continúan su proceso".
En las últimas campañas del frío, han detectado un cambio en el perfil de las personas que atienden. "Sí que hemos atendido bastantes personas jóvenes, es algo que es llamativo", comenta Miriam. Además, alerta de una realidad cada vez más presente: "Ha aumentado los casos de personas con problemas de salud mental, están aumentando".
Es preocupante, sobre todo, también en gente joven"
Esta situación se vuelve especialmente alarmante en la gente joven. Entre los casos más impactantes que han atendido se encuentran los de jóvenes migrantes que han vivido experiencias traumáticas, como cruzar el desierto o el Estrecho, y que llegan a la ciudad con una pesada carga de trauma.
El seguimiento de cada caso es específico y se coordina con otras entidades, ya sean los servicios sociales para las personas empadronadas o organismos concretos para quienes no lo están, buscando siempre el recurso más adecuado para cada situación.
En las últimas campañas del frío han detectado un perfil cada vez más joven
La vocación como motor
Ante la pregunta de qué les impulsa a seguir, Manu Ángel lo resume en una palabra: "Es vocación". La satisfacción de alcanzar un objetivo, por pequeño que sea, es la mayor motivación. "Cuando lo consigues, aunque sean pocos, es más que suficiente, te sientes supersatisfecho", confiesa.
Este sentimiento es el que alimenta su labor diaria en las calles de Sevilla, donde el propósito de la persona a la que ayudan se convierte en el suyo propio. "Al final, su objetivo es nuestro objetivo", concluye Manu.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.