La dolencia vinculada al invierno que aumenta en las urgencias cada verano, según una doctora: “Aunque nos parezca mentira”

Una doctora coordinadora del servicio de urgencias de Sevilla confirma que el incremento de esta patología, más propia del invierno, es más habitual cada verano

Irene Ramos

Sevilla - Publicado el

6 min lectura

Con la llegada del verano, muchos imaginamos las urgencias médicas llenas de casos relacionados con el calor: golpes de calor, deshidratación o quemaduras solares. 

Sin embargo, la realidad de los hospitales puede sorprendernos. La Dra. Auxiliadora Caballero, coordinadora de urgencias del hospital Quirónsalud Infanta Luisa, nos revela que algunas de las patologías más frecuentes en esta época estival son, curiosamente, aquellas que solemos asociar con el invierno, el frío y las bajas temperaturas.

La experta explica que “en esta época del año, por la patología del calor que tenemos, sobre todo en Andalucía, y los cambios de temperatura bruscos que hacemos con los aires acondicionados, aunque nos parezca mentira, hay mucha faringitis aguda

La faringitis aguda es una inflamación de la faringe, la parte posterior de la garganta, que causa dolor, irritación y dificultad para tragar. Aunque tradicionalmente la asociamos con los meses fríos del invierno, es una dolencia sorprendentemente común en verano, especialmente en ciudades como Sevilla. ¿Por qué ocurre esto? La clave reside en los hábitos y condiciones propios de la estación.

En primer lugar, el abuso del aire acondicionado juega un papel fundamental. Los cambios bruscos de temperatura al pasar de un ambiente caluroso exterior a un interior excesivamente frío, o viceversa, estresan las mucosas de la garganta. Este estrés térmico las hace más vulnerables a la acción de virus y bacterias. Además, el aire acondicionado tiende a resecar el ambiente, lo que también contribuye a la sequedad e irritación de la garganta, creando un caldo de cultivo ideal para las infecciones.

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Aire acondicionado

Otro factor importante es el consumo excesivo de bebidas muy frías. Tomar líquidos helados de forma constante puede provocar un choque térmico en la garganta, debilitando las defensas locales y favoreciendo la inflamación. El contacto con el agua clorada de piscinas también puede ser un irritante para la faringe y contribuir a la aparición de la faringitis.

Aunque las infecciones bacterianas son más comunes en invierno, las infecciones virales, que a menudo causan faringitis, pueden ser más frecuentes en verano y otoño, y el contacto con personas afectadas aumenta el riesgo de contagio.

otras patologías que llenan las consultas en verano: la gastroenteritis o el golpe de calor

Es cierto que es habitual igualmente "el tema de las gastroenteritis es una patología más prevalente en el verano, bien porque comemos más en la calle, utilizamos más bebidas con hielo...

La doctora señala que se ven claro, las patologías derivadas por las altas temperaturas, porque “el calor en sí a todos nos provoca alguna sintomatología y va desde sintomatología leve a sintomatología muy grave, como es el golpe de calor”.

Auxiliadora Caballero matiza que es cierto que hay más tolerancia o menos al calor, depende de las personas, “pero nuestro organismo está sintiendo esas temperaturas, se está reajustando y lo primero que notas es eso, cansancio. Estamos más cansados por el calor”.

En el caso concreto del golpe de calor es “una entidad clínica que la tienen que diagnosticar, además, sobre todo en urgencias hospitalarias, porque conlleva también analítica y y muchos síntomas para definir que es un golpe de calor en concreto”.

Porque lo que todos sentimos, en mayor o menor medida, es “el cansancio, el que no podemos estar con el calor a pleno rendimiento”.

Luego ya tenemos otras manifestaciones, según manifiesta la doctora Caballero, como “que además algunas veces nos dan calambres también, aunque todo eso serían síntomas leves”.

Cuando empezamos ya con “sintomatología como tener fiebre por encima de 40 grados, o bien disminución del nivel de conciencia”, por ejemplo, “que a tu familiar, pues le estás hablando y no te contesta bien o tiene tendencia al sueño”, ahí ya entramos en “una sintomatología mucho más grave y hay que consultar, en urgencias hospitalarias”.

Para evitar llegar a estos extremos, la experta señalaq que hay, sobre todo, que aplicar medidas preventivas, especialmente “en las edades extremas de la vida, es decir, en el anciano y en el niño” que “necesitan, pues más hidratación, necesitan estar en sitios frescos, tenemos que estar pendientes que este abuelito, pues beba más agua que en condiciones normales, vigilar un poco la diuresis porque también va a disminuir si no están bien hidratados. Lo primero que se le va a poner es la piel seca, la lengua seca y habrá menos diuresis. Y todo eso son síntomas que tenemos que ir vigilando e intentar prevenir que aparezca esta patología más grave”.

En algunos casos no es posible evitar el golpe de calor así que es importante saber que “una vez que aparece, hay que enfriar el cuerpo”. Es decir, “hasta que lleguen los servicios sanitarios, tenemos que enfriar porque estamos hablando de temperaturas de 40 grados”.

La dolencia vinculada al invierno que aumenta en las urgencias cada verano según una experta: “Aunque nos parezca mentira”

recomendaciones de verano: evitar situaciones de riesgo

En cuanto a las recomendaciones fundamentales de cara al verano, hay que insistir mucho en una práctica habitual, pero poco recomendable, la de practicar ejercicio al aire libre con altas temperaturas.

Porque “todavía se sigue viendo a personas corriendo a la una o a las dos de la tarde, con las temperaturas que hemos estado soportando o montados en bicicleta y tenemos que tener mucho cuidado de no hacer ejercicio al aire libre con esas temperaturas”.

Al margen de la actividad deportiva “la hidratación es fundamental, tenemos que obligarnos a beber aunque no tengamos sensación de sed porque por transpiración estamos perdiendo mucho líquido de nuestro organismo”.

La experta asegura que “el calor en sí a todos nos provoca alguna sintomatología y va desde sintomatología leve a sintomatología muy grave, como es el golpe de calor”.

Es fundamental ser consciente de los riesgos porque “todavía se sigue viendo a personas corriendo a la una o a las dos de la tarde”.

Auxiliadora Caballero

Coordinadora de Urgencias del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa

En este aspecto “las personas con patologías previas tienen que ser más cautelosas todavía y, si pueden, no salir en las horas centrales del día”.

Y ese mismo consejo debe seguirse para los niños y los mayores,segçun la experta y “aquellas personas que los cuiden deben de estar muy pendientes de todos estos factores”.

estos son Los efectos del calor en nuestro cuerpo: desde sudoración hasta un aumento de la frecuencia cardíaca

El calor extremo impone una carga significativa en nuestro organismo, que constantemente lucha por mantener una temperatura interna de aproximadamente 37°C para un funcionamiento óptimo. Cuando las temperaturas ambientales son elevadas, el cuerpo activa mecanismos de enfriamiento como la vasodilatación (aumento del flujo sanguíneo a la piel) y la sudoración. Sin embargo, la sudoración excesiva puede llevar a la deshidratación y a la pérdida de electrolitos esenciales como el sodio y el potasio, lo que puede provocar calambres musculares, debilidad y fatiga.

El calor también puede afectar el sistema cardiovascular, ya que el corazón debe trabajar más para bombear la sangre y disipar el calor. Esto puede manifestarse con un aumento de la frecuencia cardíaca y, en casos extremos, agravar enfermedades cardíacas preexistentes. Además, la deshidratación puede disminuir el volumen sanguíneo, afectando el flujo de oxígeno a los músculos y otros órganos.

A nivel general, el calor puede causar una serie de molestias que van desde agotamiento por calor, calambres y síncopes hasta condiciones más graves como el golpe de calor, una emergencia médica que si no se trata a tiempo puede dañar órganos vitales y ser mortal. Otros efectos incluyen dermatitis, irritabilidad, dificultades cognitivas y, como hemos visto, una mayor vulnerabilidad de las mucosas ante los cambios bruscos de temperatura y la sequedad ambiental.

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