El alcohol, la droga legal más aceptada: "Si en vez de para beber fuera para consumir cocaína no lo veríamos igual"
La reciente polémica en Jerez de la Frontera por la habilitación de un "botellódromo" durante la feria ha reabierto el debate por institucionalizar el consumo masivo y descontrolado de alcohol

El alcohol
Sevilla - Publicado el
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Varias sociedades médico-científicas españolas han lanzado un mensaje tan contundente como necesario: "no existe el consumo responsable de alcohol". Esta afirmación, respaldada por datos epidemiológicos incuestionables, se produce en un contexto en el que el consumo de esta sustancia, legal, accesible y socialmente aceptada, continúa generando un impacto devastador en la salud pública.
El alcohol es una droga. Así lo reconocen la Organización Mundial de la Salud, el Ministerio de Sanidad y todas las guías clínicas internacionales. Sin embargo, su condición de legalidad, su fuerte arraigo cultural y la enorme inversión publicitaria que lo rodea han logrado que buena parte de la sociedad lo perciba como algo inofensivo o incluso saludable.
Estamos hablando de una sustancia implicada en más de 200 enfermedades, incluyendo diversos tipos de cáncer, patologías hepáticas, cardiovasculares y trastornos mentales. En Europa, es responsable de aproximadamente 255.000 muertes al año. En España, su consumo se asocia con miles de accidentes de tráfico, episodios de violencia y abandono escolar.
El caso de Andalucía: luces y sombras
La reciente polémica en Jerez de la Frontera por la habilitación de un "botellódromo" durante la feria ha reabierto un debate urgente: ¿qué mensaje estamos trasladando a nuestra juventud? ¿Cómo podemos exigir responsabilidad mientras institucionalizamos el consumo masivo y descontrolado de alcohol? Desde Guadalsalus, Antonio Pineda, CEO de este grupo de clínicas de desintoxicación consideran que este tipo de medidas, aunque puedan responder a una lógica de orden público, invisibilizan el fondo del problema: la tolerancia social al consumo de alcohol en menores y la banalización de sus consecuencias. Andalucía no es una excepción, "si se habilitara para consumir cocaína no lo veríamos igual".
El alcohol es, con diferencia, la sustancia por la que más pacientes acuden a tratamiento en nuestros centros, asegura Pineda. Muchos de ellos comenzaron a consumir siendo adolescentes, en contextos aparentemente “seguros”: ferias, celebraciones familiares, fines de semana con amigos.
"Celebramos la iniciativa de las sociedades científicas que han exigido un posicionamiento claro de las instituciones públicas por eso necesitamos políticas valientes: educación en las escuelas, campañas preventivas eficaces, regulación de la publicidad, aumento de la fiscalidad sobre bebidas alcohólicas y un mayor apoyo a los centros de atención a las adicciones".
Un modelo de intervención basado en la verdad
"En Guadalsalus, trabajamos cada día desde un enfoque terapéutico integrador que parte de una premisa clara: la adicción no es una enfermedad crónica, sino el síntoma de un problema emocional profundo". Aseguran que su labor no se limita a desintoxicar sino que buscan ayudar a las personas a reconstruir su vida, sanar sus vínculos, recuperar su dignidad y encontrar sentido más allá del consumo.
"Como sociedad, no podemos seguir tolerando el doble discurso: no podemos promocionar festivales, campañas deportivas o eventos populares patrocinados por marcas de alcohol mientras pretendemos educar en hábitos saludables". Desde Guadalsalus lanzan un mensaje claro a instituciones, profesionales sanitarios, educadores, familias y medios: "ha llegado el momento de hablar del alcohol con la misma seriedad con la que hablamos de otras drogas porque solo así podremos proteger a quienes más lo necesitan: nuestros jóvenes".