Finge pedir una pizza y la llamada le salva la vida: "No puedo hablar ahora, os necesito"
La Policía acudió a la vivienda y detuvo al agresor, expareja de la víctima
Andalucía
Tiempo de lectura: 2'Actualizado 17:02
Desde que comenzó la pandemia en Europa a principios de 2020 muchas mujeres, víctimas de la violencia de género, se vieron obligadas a compartir vivienda con sus maltratadores o agresores. Un hecho que en los últimos meses ha hecho agudizar el ingenio en las formas para pedir ayuda sin salir de casa y sin que el agresor se de cuenta.
Una de ellas ha ocurrido en Milán, Italia. Allí, la noche del domingo una mujer de 32 años decidió encargar una pizza por teléfono, pero no llamó a una pizzería, sino que lo hizo a la policía, que tras escuchar a la mujer, le pidió todos los datos: “Quería pedir una pizza por favor, os necesito. ¿Me puede ayudar? No puedo hablar ahora”. El agente, tras asegurarse le pidió la dirección: “Una pizza, muy bien, dígame dónde”.
Tras un mensaje aparentemente equívoco se escondía una grave situación de violencia doméstica. Después de la llamada según fuentes italianas la policía acudió a la vivienda y detuvo al agresor, de 25 años y expareja de la víctima.
La policía italiana recibe una llamada pidiendo ayuda por una agresión de género . La forma de hacerlo sí que el agresor lo sepa... hacer ver que quieres una pizza @diostuitero#Noticiaspic.twitter.com/eHhNx27Lbl
— TVMASPI (@sebas_maspons) March 4, 2021
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UNA CAMPAÑA NACIONAL: CALL4MARGHERITA
Italia ha dado a conocer a todo el país en los últimos meses una campaña para ayudar a las víctimas de maltrato para que usen la palabra clave ‘pizza’ y poner en alerta a los agentes, una fórmula que no levanta sospechas en el agresor.
Se trata de un protocolo conocido por toda la policía en el que pedir una pizza puede salvar la vida de muchas mujeres. Durante el primer encierro por Coronavirus, la asociación ActionAid lanzó la campaña denominada ‘Call4margherita’ para apoyar a las víctimas que se vieron obligadas a convivir con personas violentas. En Italia las mujeres que sufren violencia encuentran cada vez más puertas cerradas de los Centros Antiviolencia o de los hospitales, abrumados por la pandemia.
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