Es una de esas experiencias por las que nadie quiere pasar. Ayer martes la mar estaba tranquila y Alan Pastor, patrón de un barco pesquero con base en el Puerto de La Caleta de Vélez, faenaba frente a las playas de Nerja, concretamente a la altura de Maro. El reloj marcaba las diez de la noche cuando un intenso olor a quemado hizo que los marineros dejaran sus labores. El inquietante tufo parecía proceder de la bodega del pesquero. Al abrir la puerta, las llamas aparecieron ante ellos y en ese momento comenzaba la cuenta atrás para salvar sus vidas.

El patrón del barco, Alan Pastor, dice estar aún en una nube por todo lo sucedido y ha contado en COPE Málaga que todo ocurrió muy rápido: "Diez segundos tardó el barco en arder entero. Literalmente. Automáticamente al abrir la bodega salió una llamarada hacia arriba y se llenó el puente de mando de humo. Toda la tripulación corrimos hacia el bote auxiliar. Fue un caos. Diez segundos tardó el barco en arder de proa a popa".

PONERSE A SALVO

El instinto de supervivencia los llevó hasta el bote auxiliar que les ayudo a escapar de las llamas. El barco se fue a pique inmediatamente después de salir ardiendo"saltamos al bote porque no nos dió tiempo de abrir balsas ni a hacer llamadas de emergencia". Los nueve tripulantes fueron saltando uno a uno hacia el bote auxiliar"estábamos a oscuras y el humo nos mantenía cegados".

A LA DERIVA

Desde el bote auxiliar vieron como el pesquero, su medio de vida, se iba al fondo del mar. A través del móvil de uno de los marineros avisaron a Emergencias 112, desde donde se activó el protocolo en estos casos. Aún así, estuvieron esperando más de una hora y media a ser rescatados por Salvamento Marítimo, una situación duramente criticada por Pastor: "Es una vergüenza el servicio de Salvamento Marítimo que tenemos. Imagínese que en vez de ir en un bote auxiliar nos tenemos que tirar a la mar. Una hora y media, a oscuras, nos hubiéramos ahogado todos".

EL RESCATE

Finalmente, Alan y los otros ocho marineros fueron rescatados por otro pesquero que se encontraba por la zona y trasladados al Puerto de la Caleta de Vélez. Ahora están a salvo pero sufriendo las consecuencias de una experiencia que no olvidarán jamás “estamos reventados, rotos, sin dormir, sin comer. Hemos pasado por el cuartel de la Guardia Civil a declarar y por la Cofradía de Pescadores”. Ahora, una vez que están sanos y a salvo, la única preocupación de Alan, que tiene 38 años y lleva desde los 16 en la mar, y del resto de marineros, es encontrar trabajo “nos hemos quedado sin una gran empresa, sin un gran barco y esto es una locura. No se lo deseo a nadie”.

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