¿Discutís por cómo educar a vuestros hijos? Un asesor familiar revela el error más común que cometen los padres
Educar a los hijos sin discutir es posible. El experto en relaciones familiares David Cercas comparte las claves para lograr que padres e hijos vivan en armonía, incluso cuando no se piensa igual
Málaga - Publicado el
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Las diferencias en la forma de educar a los hijos son una de las causas más comunes de conflicto dentro de las parejas. Según cuenta en COPE Málaga el asesor matrimonial y autor del libro 'El arte de un matrimonio feliz', David Cercas, la clave no está en pensar igual, sino en aprender a escucharse, negociar y remar juntos en la misma dirección. Discutir por la crianza de los hijos es más habitual de lo que parece. Cada padre o madre llega a la educación con su propia historia, sus valores y su manera de entender la disciplina o la libertad.
"En casi todas las familias pasa que papá y mamá no piensan igual en todo. Uno puede venir de una familia más estricta y el otro de una más relajada, y claro, ahí surgen los roces", explica Cercas. El problema, sin embargo, no está en tener puntos de vista diferentes, sino en cómo se gestionan. "Lo importante no es pensar igual, sino cómo vamos a manejar esas diferencias", subraya.
Evitar discutir delante de los hijos
Uno de los errores más frecuentes, según el especialista, es contradecirse frente a los niños. "Cuando papá dice que no hay tele hasta que haga los deberes y mamá, delante del niño, dice ‘hoy no pasa nada’, el mensaje que recibe el hijo es que puede negociar. Ahí perdemos fuerza como equipo", afirma.
Por eso, Cercas recomienda hablar primero en privado y mantener una sola voz ante los hijos. "Delante de ellos debemos sonar como una pareja unida, que va al unísono. Las diferencias se hablan después, en calma, buscando lo que conviene a la familia, no quién tiene razón."
Discutir en presencia de los niños es muy perjudicial para la convivencia
El experto recuerda también la importancia de escucharse de verdad. "Muchas veces no llegamos a acuerdos porque no nos escuchamos. Cada uno defiende su postura como si el otro estuviera en contra, cuando en realidad los dos queremos lo mismo: el bienestar de nuestros hijos."
El equilibrio y las reglas claras
Escuchar al otro permite descubrir los valores, miedos y experiencias que hay detrás de cada opinión. "Cuando uno se siente escuchado, es mucho más fácil ceder y encontrar puntos medios. La solución casi siempre está en el equilibrio: ni lo que tú dices, ni lo que digo yo, sino lo que conviene a todos", afirma Cercas.
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El especialista insiste en que educar no es una competición. "Aquí no gana ni papá ni mamá: gana o pierde la familia." Por eso, aconseja acordar unas normas básicas desde el principio. "No hace falta hacer un contrato, pero sí hablar de temas como los horarios, el uso de pantallas, las tareas o los modos de comunicación en casa. Si todo eso está acordado, reducimos mucho las broncas del día a día."
Cuando los padres están separados
Las diferencias en la educación se hacen más visibles cuando los padres están separados. "En esos casos, el niño tiende a aprovechar las discrepancias. Si ve que los padres no se entienden, buscará la manera de conseguir lo que quiere", advierte Cercas.
Por eso, insiste en que, aunque sea difícil, hay que mantener una mínima coherencia. "Los hijos necesitan que los adultos hablen, aunque ya no sean pareja. Si con uno todo vale y con otro no, el niño termina confundido. El que más sufre es él."
Como mensaje final, David Cercas deja una reflexión clara y esperanzadora: "Recordemos que somos un equipo. No tenemos que ser clones ni pensar igual en todo, pero sí remar juntos. Los niños no necesitan padres perfectos; necesitan padres unidos, que se hablen, se escuchen y se respeten. Eso educa tanto o más que cualquier norma", finaliza.