Este error común puede arruinarte las vacaciones

Lo cometemos sin darnos cuenta cuando hace calor… y luego vienen las sorpresas. No sale en las fotos ni en los recuerdos, pero más de uno lo ha vivido

Este error común puede arruinarte las vacaciones

Ángel López

Jaén - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Llega el verano y los españoles cambiamos el chip. Guardamos el tupper, apagamos el despertador y nos lanzamos de cabeza a la piscina, a la playa o a ese chiringuito que ya nos está esperando con el pescadito frito y la cerveza muy muy muy fría. Es tiempo de terrazas al atardecer, de picnics en el campo, de tapitas a deshora y de “vamos a comer algo rápido y seguimos”. Y entre tanta alegría, a veces se nos olvida lo básico: el calor no solo broncea, también estropea la comida, y ahí es donde empiezan los problemas gastrointestinales.

El calor no solo broncea, también estropea la comida, y ahí es donde empiezan los problemas gastrointestinales

Sí, hablamos de las intoxicaciones alimenticias en verano, ese fastidio que aparece justo cuando lo único que querías era desconectar. Y no hace falta hacer nada raro para pillarla: un bocata que se ha calentado al sol, una ensaladilla en mal estado o un marisco que no estaba tan fresco como parecía. De repente, dolor de tripa, náuseas, fiebre, y adiós a la siesta bajo la sombrilla.

 ¿Por qué pasa esto?  

 Muy fácil: el aumento de las temperaturas y la mala conservación de los alimentos forman una combinación peligrosa. Las bacterias como la Salmonella, la Listeria o la E. coli se multiplican mucho más rápido con el calor, sobre todo si los alimentos no están bien refrigerados. Y claro, en verano salimos más, comemos fuera, improvisamos cenas al aire libre o sacamos del coche esa nevera portátil que no enfría lo que debería.

Además, con el cambio de hábitos en vacaciones, nos relajamos con cosas tan simples como lavarnos bien las manos o vigilar cuánto tiempo lleva ese plato en la mesa. Y ojo con las comidas típicas del verano que parecen inofensivas: las mayonesas caseras, los mariscos crudos o los helados que se descongelan y se vuelven a congelar. Todos ellos son clásicos de la temporada... y también de las intoxicaciones

 ¿Cómo evitar una intoxicación alimentaria?  

Lo más importante es recordar que una comida en mal estado puede arruinarte las vacaciones. Así que estas son algunas precauciones básicas que te pueden salvar el verano:

  • Usa una buena nevera portátil si vas a llevar comida a la playa o la piscina, y evita que los alimentos estén expuestos al sol.  
  • Evita los alimentos crudos si no tienes garantías de su conservación y procedencia.  
  • Mayonesa casera y calor no se llevan bien: opta por versiones industriales.  
  • Desconfía del olfato solo como medida de seguridad. Si algo te genera dudas, no te arriesgues: tíralo.

Y si ya es tarde y los síntomas han llegado —dolor de tripa, vómitos, diarrea—, lo más importante es hidratarse mucho y comer suave. Si no mejoras en 24 horas o los síntomas se agravan, no dudes en acudir al médico. En resumen…

El verano es para disfrutar, no para pasarlo en el baño. Disfruta del chiringuito, del picnic, de la paella en la terraza… pero con cabeza. Porque las intoxicaciones alimenticias en verano no avisan, y pueden convertir tus vacaciones soñadas en una pesadilla de retortijones.

Come bien, refrigera mejor y que lo único que te duela este verano… sean los pies de tanto bailar.

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