OPINIÓN

Ad Libitum con Javier Pereda. Hoy: Moción

00:00

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

La moción de censura es el instrumento constitucional de control de la actividad política del gobierno, por el que la Cámara Baja puede derrocarlo retirándole su confianza. La presentada por Vox —la tercera formación política en el Congreso con casi cuatro millones de votos— ha levantado ampollas a diestra y siniestra; le han llovido insultos y descalificaciones. Sabiendo Abascal que no iba a prosperar la moción, ¿ha hecho bien en presentarla? No tengo la menor duda que ha sido un acierto; habrá un antes y después en la política nacional: el fracaso aritmético no significa que sea un acierto moral y político.

Este debate en la sede de la soberanía nacional era más necesario que nunca, pese a los recelos del principal partido de la oposición. Estos días se ha tomado el pulso a la sociedad, con ideas tan plurales y diferentes, en un ejercicio cívico enriquecedor. Contemplar los argumentos que exponen cada formación política (“los otros”) ayudan a superar la burbuja ideológica; aspecto típico de nuestra cultura política, que conduce a convertir a “los míos” en una cuasi religión. Considerar los argumentos que esgrimen otras formaciones, constituye parte de la educación política, del respeto a la libertad y la tolerancia; incluso sirve para confirmar o rectificar las propias ideas, porque hay que dudar del nivel democrático de quienes siempre votan a los “suyos”. De las cinco mociones de censuras celebradas en nuestra democracia (contra los presidentes Suárez, González, dos a Rajoy y ahora a Sánchez), sólo ha prosperado la —legal pero ilegítima— de 2018. Esta moción se ha convertido, pese a que iba dirigida contra el Gobierno social-comunista, en una moción indirecta contra el PP; al disputarse los dos partidos la hegemonía de la derecha. Ciudadanos se ha alineado, como buena “veleta naranja”, al amparo de la izquierda. En la durísima intervención de Casado contra el partido del candidato a la presidencia, se ha sacudido el sambenito de “derechita cobarde”, desmarcándose radicalmente de la formación de Ortega Lara.

En los turnos de réplica —sin papeles— es donde se demuestra el verdadero parlamentarismo: reflejos, memoria, cultura, oratoria, templanza, improvisación, ironía. Si tuviéramos que definir a este debate, el resumen sería: tacticismo político. Tacticismo de Vox al presentar la moción que brillantemente ha defendido el telonero Ignacio Garriga; del PP en un mensaje rupturista con su principal aliado; del PSOE con la oferta de negociación al PP a cambio de suspender la reforma judicial; de Podemos que pretende dividir más a “la derecha de Colón”; de los golpistas catalanes y proetarras de Bildu que han suscrito un nuevo pacto del Tinell con el Gobierno. La maniobra de Iglesias, Sánchez y Casado de coaligarse contra Vox (divide y vencerás), fue contestada por el líder vasco: el gobierno autonómico en la Comunidad de Madrid, Andalucía y Murcia, dependen de Vox. Si esta formación dejara de prestar su apoyo al PP, gobernaría la izquierda; aspecto que declina por responsabilidad patriótica. Para extraer conclusiones certeras de este tipo de debates hace falta estar muy bien informado y seguir de cerca las vicisitudes políticas; aspecto del que se prevalen los partidos para manipular a los ciudadanos. De ahí la importancia que tienen los medios de comunicación y las televisiones —muy pocos independientes—, que lanzan mensajes en titulares para conformar la opinión pública. Saber si lo que argumenta un orador desde la tribuna se ajusta a la verdad o es una intoxicación partidista, exige estudio de cuestiones económicas, históricas, políticas y jurídicas.

Es más cómodo adoptar una actitud pasiva y seguir las consignas de la propaganda mediática afín, a riesgo de sufrir el embeleco, que dedicar tiempo para descubrir la verdad. Durante estos dos días de sesiones han salido a la palestra: Trump, Soros, Cánovas, Hernán Cortés, Blas de Lezo, Cervantes, Donoso Cortés, Jardiel Poncela, Ortega y Gasset…, hasta el mismo Papa Francisco. En un ataque de fervor religioso, Sánchez instaba a Abascal leer la encíclica “Fratelli tutti” —quizás preparando la próxima visita al Vaticano—, o Baldoví manipulaba al pontífice por recomendar la unión civil de homosexuales. Lo que no matizaba el parlamentario de Compromís era que pretendía diferenciar dicha unión del matrimonio: la unión de un hombre y una mujer para tener hijos. Sin lugar a dudas, esta moción de censura pasará —en el sentido literal de la expresión— a la historia.

Escucha en directo

En Directo COPE JAÉN

COPE JAÉN

Herrera en COPE

Herrera en COPE

Con Carlos Herrera

Lunes a viernes de 06:00h a 13:00h

Programas

Último boletín

10:00H | 15 JUL 2025 | BOLETÍN

Boletines COPE
Tracking