LAS DIVINAS PALABRAS DE ERNESTO MEDINA | 22 JULIO 2025
"No ha podido ser. La actualidad dicta su veredicto, por lo que no puedo sustraerme a dos noticias de esta última semana que evidencian que vamos cuesta abajo y sin frenos"

Las Divinas palabras de Ernesto Medina
Jaén - Publicado el
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Mi pretensión era buena. Siendo mi última alocución de la temporada hasta que vuelva allá por septiembre en el caso de que don Ángel López no me lo prohíba, había decidido cerrar con alegría, con un mensaje de esperanza. Incluso las moderadas temperaturas de este cuasiprimaveral mes de julio, por mucho que pretendan asustarnos con las olas de calor, me conducían irremisiblemente a un epílogo optimista. La mejor canción para la despedida con la esperanza de que el buen sabor de boca les haga añorarme.
No ha podido ser. La actualidad dicta su veredicto, por lo que no puedo sustraerme a dos noticias de esta última semana que evidencian que vamos cuesta abajo y sin frenos.
Alguna vez he bromeado en estos micrófonos con Agudo y López, mediando crítica a José Enrique Fernández de Moya, que lo mismo nos endiñaba una investigación de las declaraciones de la renta, pues era secretario de Estado de Hacienda. Un poco de mieditis sí que daba porque con los inspectores fiscales nunca se sabe. No hubo tal, pobres mequetrefes nosotros para que fueran escudriñados nuestros ingresos, pero hete aquí que el jefe del susodicho, el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro utilizaba -presuntamente, por supuesto- su cargo para turbios manejos económicos al tiempo que manejaba información tributaria confidencial para maniobras políticas. Me permito recordarles que el ministro es cambileño, presumía -parece que erróneamente- de haber vivido en la calle Nueva de nuestra capital y fue elegido diputado por Jaén en las elecciones del año 2000.
Por contra, una giennense de pro se nos ha ido entre los sones del bolero de Jaén, Pilar Sicilia, cuyo nombre está unido a la Asociación Lola Torres, a la defensa e investigación del folclore y costumbres giennenses. Al amor, en suma, por nuestra tierra. En abril del año pasado se le dedicó una calle. Merecido reconocimiento que, sin embargo, no alcanza a equilibrar en la balanza el débito que la ciudad tiene contraído con ella.
Empecé diciendo que julio estaba siendo benévolo y acabo hablando de un tunante con pretensiones y de una muerte pesarosa. Nada cambia. Los malos golfean a su antojo, aunque nos quede el consuelo de que al final suelen pillarlos. Por el contrario, los buenos se mueren, ¡siempre!, demasiado pronto. Lo peor es que por mucho que cargue la mochila de buenas intenciones durante el mes de vacaciones, los duelos serán más y mayores que las alegrías. Ojalá que no. A la vuelta de agosto nos vemos y les cuento. Disfruten.
Palabras, divinas palabras