"Gracias a un donante, nuestra hija volvió a vivir", la historia de Paula Báñez, la pequeña de Almonte diagnosticada con leucemia con 11 años
La familia Báñez recuerda la emotiva historia de su hija Paula: 22 meses de lucha en un hospital, la espera de un donante de médula y una segunda oportunidad para la pequeña Dori, quien hoy lleva una vida completamente normal.
Huelva - Publicado el
3 min lectura
En el marco de la Semana de la Donación de Órganos y Tejidos, la historia de la familia Báñez emerge como un símbolo de esperanza. Ezequiel y Esmeralda vivieron junto a su hija Paula, diagnosticada con leucemia a los once años, una de las experiencias más difíciles de su vida: la espera angustiosa de un donante de médula ósea. Hoy, Paula tiene trece años, está totalmente recuperada y cursa segundo de la ESO como cualquier otra adolescente.
“Donar da vida”, afirma Ezequiel Báñez. Su testimonio es rotundo: asegura que la donación no solo salva al paciente, sino que transforma a toda la familia. “Lo tenemos delante, con nuestra hija Paula”, añade. Durante 22 meses vivieron en un hospital, aferrados a la esperanza de una llamada que anunciara el tan necesario trasplante. “Fueron meses de mucho miedo, mucha incertidumbre. El donante no llegaba”, recuerda Esmeralda.
"Ahora verla tan llena de vida, con iniciativa, es increíble "
Hoy, Paula responde con alegría a la pregunta de cómo se encuentra: “Muy bien”, dice con naturalidad. Está a punto de terminar el curso y habla con entusiasmo de su día a día en el instituto, sus buenas notas y las salidas con amigas. “Ya salgo con normalidad, sin mascarilla ni nada. Puedo ir casi con toda normalidad”, comenta. Aunque no olvida lo vivido. “Lo pasé fatal”, recuerda con su voz que ahora transmite alivio y gratitud.
Para sus padres, verla así es casi un milagro. “Es algo indescriptible”, confiesa Ezequiel. “La hemos visto muy mal. Ahora verla tan llena de vida, con iniciativa, es increíble”.
Parte fundamental de su mensaje es la desmitificación del proceso de donación de médula. “Es superfácil”, asegura Esmeralda. “Una simple analítica de sangre. En menos de un minuto se hace”. Lamenta que muchas personas aún crean que es un proceso doloroso o complejo, cuando la realidad es muy distinta.
Paula Báñez el día que recibió el alta en el hospital
Más allá del trasplante, la madre de Paula insiste en la importancia de donar sangre, plasma y plaquetas: “Los niños con leucemia viven sus primeros meses gracias a esas donaciones. La quimio lo destruye todo. Sin esas transfusiones, ni siquiera llegarían a tiempo para un trasplante”.
La historia de Paula comenzó con una noticia devastadora: con tan solo once años fue diagnosticada de leucemia. Pasó casi dos años hospitalizada. “Nunca pensamos que algo así nos tocaría tan de cerca”, admite Esmeralda. “Lo ves en otros, pero cuando pasa en tu casa, a tu hija, es impensable”.
Y aunque hoy Paula hace vida normal, sus padres reconocen que nada vuelve a ser igual. “Nos ha cambiado todo: la forma de pensar, los gustos, nuestras prioridades”, explica Ezequiel. “Intentamos volver a la normalidad, pero esto siempre estará con nosotros”.
A pesar del dolor, la familia se mantiene agradecida. No dudan en compartir su historia siempre que se les llama, con la esperanza de que su experiencia ayude a concienciar. “Es un acto de amor increíble”, reflexiona Esmeralda. “Sin saberlo, estás salvando la vida de alguien. Un par de minutos de tu tiempo puede cambiarlo todo”.
La historia de los Báñez es un testimonio vivo de que donar médula no solo salva una vida: transforma muchas. Una vida, una familia y una historia que hoy respira con fuerza gracias al gesto anónimo de alguien que decidió dar vida.