Foto: Festival de Granada- Fermín Rodríguez

El Festival de Granada había acordado el pasado 25 de mayo, otorgar su Medalla de Honor al pianista Javier Perianes. Este galardón le fue entregado durante el concierto que se celebró anoche en el Palacio de Carlos V. El onubense completaba así su décima actuación en el ciclo granadino. La primera tuvo lugar en 1999. Es conocido este intérprete por su indudable categoría y por ser una persona de profundas raíces humanas. Tal vez sea menos divulgado su compromiso e implicación permanente con el festival granadino. Por ejemplo, este año es uno de los tres artistas residentes y la presencia en la programación de Klaus Mäkelä, el director del momento en el panorama de la música internacional que este año debuta en el Festival, se debe en gran medida a él que ha sido el impulsor de sus actuaciones en Granada.

El Medalla de Honor la recibió tras la primera parte del espectáculo, en presencia de Consejo Rector, haciendo la entrega el promotor musical Alfonso Aijón, que ya obtuvo este premio en 2005 y gran amigo de Perianes. El homenajeado agradeció la distinción con su natural sencillez.

Noruega y Finlandia

El concierto nos llevó a los países nórdicos, con la batuta de un finlandés para interpretar a su compatriota Jean Sibelius y al noruego Edvard Grieg. El programa cabe ser calificado como muestra de la belleza de la música romántica y la interpretación a cargo de Mahler Chamber Orchestra fue sobresaliente. En el patio de butacas estaba Pablo Heras-Casado, encargado de descubrir para el Festival de Granada a la formación fundada por Claudio Abado, durante una de las ediciones que dirigió este reconocido artista.

En la primera parte disfrutamos de la sutileza interpretativa en El cisne de Tuonela de Sibelius y de una brillante ejecución del Concierto para piano de Grieg, donde Javier Perianes demostró que es uno de los mejores pianistas del momento Tuvimos la oportunidad de compartir el concierto con el crítico José Antonio Lacárcel, quien nos comentó que el segundo movimiento de esta obra, fue durante un tiempo sintonía de COPE GRANADA, para su programación religiosa.

En la segunda se pudieron escuchar dos sinfonías de Sibelius, la 6 ª y la 7ª, que fueron interpretadas sin interrupción, tal vez aprovechando que la última se desarrolla en un solo movimiento. Mäkelä, como sucedió durante todo el concierto, se mostró como un director que hace honor a su reciente fama. La presencia de un joven de 25 años que ya despunta en el mundo de la interpretación musical, nos evocó la comparecencia en Granada de Lorin Maazel, cuando debutó en el Festival, también a edad muy temprana. Todavía debe de llegar la madurez para Mäkelä, pero el que ha sido llamado a dirigir la Orquesta de París, es ya un talento excepcional. En estas dos sinfonías, volvió a ponerse de manifiesto lo ya expresado con respecto a Mahler Chamber Orchestra, en tanto se trata de una afortunada contratación que ha suplido de forma adecuada la presencia de la Philarmonia Orchestra, que tuvo que cancelar su presencia en Granada debido a la pandemia.

Otra noche para la historia y el recuerdo, especialmente emotiva para Javier Perianes. El Festival discurre por la senda de una edición que está sabiendo, como ya sucedió el año pasado, sobreponerse a las adversidades que plantean los tiempos que estamos viviendo.