El confinamiento provocó un ‘baby boom’ de una especie en peligro de extiención
La ausencia de actividad humana durante la pandemia dispara el éxito reproductor de esta especie amenazada a máximos de los últimos 30 años

Aguila perdicera en vuelo (Tony Peral)
Granada - Publicado el - Actualizado
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Un equipo de investigación de la Universidad de Granada (UGR) ha revelado el impacto que las actividades humanas tienen en la fauna silvestre amenazada. Para ello, han aprovechado el ‘experimento natural’ que supuso el confinamiento por la COVID-19, demostrando que la ausencia de personas mejoró la reproducción del águila perdicera, una especie amenazada.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista Biological Conservation, se ha basado en el seguimiento de más de 1.200 reproducciones de esta rapaz a lo largo de 31 años. Los resultados muestran que en 2020, el número medio de pollos nacidos por pareja fue el máximo registrado en las últimas tres décadas.
Un 'baby boom' inesperado
Según los autores principales del trabajo, José María Gil y Marcos Moleón, del Departamento de Zoología de la UGR, el confinamiento coincidió con etapas críticas de la reproducción. “La ausencia de molestias por parte de las personas en las inmediaciones de los lugares de nidificación resultó en una reproducción excepcional para nuestros días, pero que refleja lo que debía ser normal antes de que la presión humana alcanzara los niveles actuales”, explican.
La ausencia de molestias humanas resultó en una reproducción excepcional para nuestros días"
Autor del Trabajo
La investigación revela que el factor humano es una amenaza mucho mayor para la reproducción de la especie que los elementos naturales. Las actividades más negativas son la caza de perdiz con reclamo, por el riesgo de muerte por disparos o intoxicación por plomo (plumbismo), y el tráfico asociado a actividades como el senderismo o el ciclismo de montaña.
Más de tres décadas de seguimiento
Evaluar el impacto real de la presencia humana es complejo, ya que en condiciones normales no existe un punto de referencia sin actividad con el que comparar. Este estudio ha usado datos de tres periodos: precovid (1994-2019), covid (2020) y poscovid (2021-2024), lo que ha permitido aislar el efecto de las molestias humanas.
El análisis se basa en el seguimiento continuado de la población reproductora de águila perdicera en la provincia de Granada, que los autores iniciaron a comienzos de la década de 1990. “Desde entonces, año tras año visitamos todos los territorios ocupados y potenciales para estimar parámetros básicos, como el porcentaje de parejas que logran criar pollos y el número de pollos que salen adelante”, señala José María Gil Sánchez.
Medidas para la conservación
Los resultados del estudio permiten identificar las principales medidas para asegurar la conservación de la especie en el sureste ibérico. La primera es la prohibición de la caza de perdiz con reclamo, una modalidad que, aunque arraigada culturalmente en el sur de España, “es ilegal según las leyes europeas”, subrayan los firmantes.
En segundo lugar, proponen la regulación y control del acceso de senderistas, ciclistas y escaladores en el entorno de los nidos durante el periodo de reproducción, que abarca aproximadamente de diciembre a mayo.
“En ausencia de este estudio era difícil concretar las actuaciones de manejo más eficientes. Ahora que han sido identificadas, es momento de darles prioridad y ponerlas en práctica, algo que no solo corresponde a los gestores del medio natural, sino también a la sociedad entera para que entre todos hagamos un uso responsable de nuestro entorno natural”, concluyen.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



