Espárragos: el motivo por el que no debes abusar de ellos en Navidad

Al margen de estar muy ricos, los espárragos son un complemento muy ligero para compensar los atracones navideños. Por eso se suelen deglutir con devoción como producto sano- que lo son- siempre a la sombra del pavo, marisco, cordero o consomé. Pero, cuidado, como todo alimento tiene sus contraindicaciones.

Los espárragos son tallos inmaduros de la planta esparraguera. Pueden tener diversos colores en función de cómo se cultiven. Los blancos, por ejemplo, lo son porque están cubiertos con tierra y así no entran en contacto con la luz solar. Por eso mismo se mantienen muy tiernos. Los trigueros nacen de manera silvestre. Son más verdes y más fibrosos. Aunque es una planta primaveral, hoy ya se cultiva todo el año y en todo el mundo.

El origen de este manjar se remonta casi al mismo que el de la civilización. En la actual Iraq, en las cuencas de Tigris y Eúfrates, ya se cultivaban espárragos y los romanos la introdujeron en occidente.

Comer espárragos es muy saludable. Tienen un bajo contenido energético, pero son ricas en fibra, inulina (un prebiótico que favorece la absorción de nutrientes), vitaminas y minerales. Con 90 gramos de espárragos un organismo adulto obtiene el 12% de la cantidad total de vitamina C que necesita en un día y el 18% de la cantidad recomendada de Vitamina A. También aporta Vitamina E y son especialmente ricos en Vitamina K y B9 o folato, especialmente importante para las mujeres embarazadas, pues la vitamina B9 es clave para el buen desarrollo del feto. Además, tienen potasio, el zinc, el hierro y el fósforo.

Por todo esto, son un alimento ideal para proteger al cuerpo del estrés oxidativo causado por los radicales libres. A las vitaminas y minerales hay que sumar su contenido de flavonoides, estos tienen propiedades antinflamatorias, anticancerígenas y antivirales que los convierten en un excelente aliado para el sistema inmune.

Además, tienen un efecto diurético. Ayudan a aumentar la cantidad de orina que excretamos, porque son ricos en agua, pero también en potasio. Este es un mineral indispensable para la función renal y el equilibrio de los niveles de electrolitos. Así, los espárragos nos ayudan para desintoxicar el organismo, limpiando de toxinas las vías urinarias y aliviando los síntomas de las infecciones del tracto urinario.

Pero, claro, como todo en la vida, los espárragos también tienen contraindicaciones. Quienes sufren trastornos renales pueden ver agravada su enfermedad por ese sobre esfuerzo al que someten a los riñones . Si es tu caso, atiende a los consejos de tu médico. Y, en caso de duda, elimina los espárragos de tu dieta. Llevadas al exceso, las propiedades diuréticas de los espárragos podemos entrar en un estado de deshidratación y notar entre otras cosas sequedad bucal.

También puede haber personas que sean alérgicas a los espárragos, especialmente a los trigueros. Esta verdura forma parte de la familia de las Liliáceas como las cebollas, los puerros y el ajo con lo que si tienes alergia a alguno de ellos es posible que también la desarrolles a los espárragos. Los expertos creen que los espárragos cocinados pueden causar menos alergias que los crudos. La alergia puede manifestarse al consumirlos a través de problemas respiratorios y otros relacionados con la piel por el contacto. Los síntomas más comunes son el síndrome de alergia oral, la sensación de hormigueo alrededor de la boca, hinchazón en los labios y la garganta, urticaria, ojos llorosos, asma, etc.

Otra de las contraindicaciones del consumo de espárragos es para aquellas personas que están sometidos a tratamientos anticoagulantes, por la cantidad de vitamina K que contienen y que está relacionada con los procesos de coagulación de la sangre.

Pero que nadie se lleve a engaño: Los espárragos son un alimento muy sano y deben integrarse en el marco de una dieta variada y saludable. Y además, y volviendo al comienzo: Están riquísimos.