La Feria de Córdoba se reinventa: menos casetas, más comodidad y tecnología para no perderse nada

La Feria de Córdoba 2025 llega con una transformación silenciosa pero significativa: menos casetas, sí, pero más grandes, accesibles, seguras y adaptadas a los nuevos tiempos. El recinto de El Arenal no solo se prepara para acoger a miles de personas a partir del próximo viernes 23 de mayo, sino que lo hará con una firme apuesta por el confort, la sostenibilidad y la digitalización. Cambia la forma, pero no el fondo. La esencia se mantiene: disfrutar de una semana única en la ciudad.

Este año habrá 82 casetas —además de la Municipal—, un número algo menor que en otras ediciones, pero eso no significa que el ambiente vaya a decaer. Al contrario: muchas de esas casetas han crecido en metros para ganar amplitud, patios más espaciosos y zonas interiores más funcionales. Ya no se trata solo de cuántas hay, sino de cómo son y qué experiencia ofrecen. Es el resultado de una estrategia del Ayuntamiento de Córdoba para dar respuesta a una doble necesidad: satisfacer la demanda de quienes pedían ampliar su superficie y, a la vez, evitar que El Arenal presentara huecos y vacíos como ocurrió en años anteriores.

Según explicó el delegado de Fiestas, Julián Urbano, "lo importante ha sido ocupar el 100% del espacio del recinto, no tanto el número de casetas". Y es que la evolución de la feria también implica repensar su modelo. Con más hermandades y colectivos sociales sumándose al montaje y una menor presencia de peñas y asociaciones vecinales tradicionales, el perfil de quienes impulsan la fiesta también está cambiando.

Además, el Ayuntamiento ha querido acompañar este proceso con medidas de apoyo económico. Las subvenciones para el montaje han aumentado este año y lo seguirán haciendo en las próximas ediciones: se alcanzarán los 300.000 euros en 2026 y los 400.000 en 2027, una línea ascendente que busca aliviar el esfuerzo que supone levantar una caseta y mantenerla operativa durante los días de feria. El alcalde, José María Bellido, ha reiterado el compromiso municipal con esta fiesta "para que siga siendo viable para todos".

Una de las grandes novedades de este año está relacionada con la tecnología. La Feria de Córdoba estrena un sistema de asistencia basado en Inteligencia Artificial (IA), con el que se podrá consultar información útil sobre eventos, ubicación de casetas, actividades o incluso zonas de acceso y evacuación. El servicio se ofrecerá a través de un chat de voz, activo en el número 621 074 311, y desarrollado por una empresa cordobesa. La idea es facilitar la experiencia de los visitantes y ofrecer una herramienta práctica, especialmente útil para quienes no conocen bien el recinto.

La seguridad vuelve a ser otro de los pilares de esta edición. Se mantiene el vallado en la zona del río, se refuerza la iluminación en los carriles de evacuación y se incrementan los puntos de videovigilancia. Desde la implantación de estas medidas, aseguran desde el Consistorio, se ha registrado una bajada de incidentes, incluidos delitos contra la libertad sexual, una de las grandes preocupaciones en eventos multitudinarios.

También se ha reforzado el equipamiento eléctrico, con una inversión de 250.000 euros en infraestructuras y la instalación de un grupo electrógeno de emergencia ante posibles apagones. A ello se suman los 300.000 euros destinados a mejoras de carpintería, fontanería y mantenimiento general del recinto. La iluminación ornamental, por su parte, volverá a ser protagonista: se han instalado más de dos millones de puntos LED, 302 arcos, 7.500 guirnaldas y una portada de récord, con 45 metros de altura, que volverá a brillar como la más alta de España.

La inclusión también gana peso. Se mantiene la apuesta por la accesibilidad con mejoras en los accesos, aseos adaptados y señalización específica. "Hacer la Feria más inclusiva es una prioridad. Que todo el mundo, sin importar su condición, pueda disfrutar de esta semana en igualdad", ha insistido el alcalde.

De cara al futuro, el Ayuntamiento también promete abordar uno de los grandes retos pendientes: dotar de una “cota cero” a las casetas, es decir, eliminar los desniveles y facilitar el acceso directo desde el exterior. Este proyecto, anunciado para el próximo año, pretende reducir los costes de montaje y facilitar tanto el tránsito de personas como la logística para caseteros.