El sol es indispensable para la vida y, por tanto, también para el organismo humano. Todos necesitamos que el sol incida sobre nuestra piel, entre otras razones porque es la principal fuente de vitamina D, imprescindible para que el organismo pueda absorber el calcio, tan necesario para mantener los huesos fuertes y sanos. El sol también aporta otros beneficios, pero un exceso de exposición conlleva riesgos muy concretos. Es por ello que el sol hay que tomarlo en su justa medida y siempre con la protección adecuada.

BENEFICIOS DEL SOL PARA NUESTRO ORGANISMO

• Fuente de Vitamina D: Esta vitamina es muy importante para la mineralización de los huesos, al favorecer la absorción en el intestino del calcio y el fósforo y evitar su pérdida en el riñón.

  Aunque la mayoría de las vitaminas y minerales hay que tomarlas en los alimentos, en el caso de la vitamina D, nuestro metabolismo es capaz de fabricarla en la piel cuando dispone de un precursor conocido como 7-dehidrocolesterol gracias a la radiación UV del sol.

  Bastan 5 ó 10 minutos de sol, dos o tres veces por semana para recargar los depósitos de vitamina D.

• Estimula las defensas: Una exposición adecuada provoca un aumento de la respuesta inmunológica. El sol es capaz de aumentar el número de glóbulos blancos o linfocitos, las células encargadas de la primera defensa frente a la infección.

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Buenos días. La vitamina D ayuda a regular el #calcio y el fósforo y tiene efectos inmunitarios https://t.co/ADJsXOuy1a#FelizMiércolespic.twitter.com/wuLflXupP9

— quirónsalud (@quironsalud) October 17, 2018

• Ayuda a bajar el colesterol: Se ha comprobado que los niveles de colesterol son menores en verano, en parte porque la luz UV es necesaria para metabolizar el colesterol, y cuando tomamos el sol disminuye el nivel de colesterol y evita que pegue a las arterias.

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• Reduce la presión en la sangre: El sol provoca una vasodilatación de los vasos sanguíneos superficiales y aumenta la circulación de la sangre en la piel, disminuyendo los valores de presión arterial.

  También aumenta el metabolismo y la depuración de los tejidos. Estos efectos beneficiosos pueden volverse en contra de una persona deportista, pues la bajada de tensión puede provocar una disminución del estado de alerta antes de una prueba, pero después de la competición o en las personas con hipertensión el sol tiene un efecto medicinal.

• Favorece el ánimo: Cuando nos exponemos al sol, nos resulta más fácil ser positivos y sentimos en menor medida, la presión y el estrés.

  La explicación es muy sencilla, ya que los rayos UV aumentan la producción de la serotonina, un neurotransmisor relacionado con la sensación de bienestar. Además, la serotonina también interviene en la regulación del sueño, la temperatura del cuerpo y la conducta sexual.

• No sentimos menos cansados: Los rayos UV afectan también a la melatonina.

  Los niveles de melatonina en sangre son más altos durante la noche, cuando no hay luz. Cuando hay luz, la melatonina desciende y nos sentimos más despiertos y activos. Por lo que su efecto es cómo el de tomar un café por la mañana.

• Ayuda en la prevención del cáncer: La vitamina D tiene un efecto protector frente a los tumores.

​RIESGOS DE UNA LARGA EXPOSICIÓN

Sin embargo, a pesar de todos los beneficios que provoca el sol, si no nos protegemos de forma adecuada, una exposición prolongada a la radición ultravioleta puede provocar:

• Quemaduras en nuestra piel de primer y segundo grado
• Cáncer de piel y otros problemas en la piel, como eritemas
• Problemas en el sistema inmunitario
• Trastornos de la vista y cataratas
• Un envejecimiento prematuro de la piel, con la aparición de manchas y la destrucción de colágeno.

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