Cada año, muchas familias deciden adoptar, ya sea en su propio país de residencia o en otros que les ofrece seguridad jurídica. La historia de la familia de Reina es un ejemplo inspirador de cómo la adopción puede cambiar vidas. Hace 13 años, Rafael y su esposa Carolina decidieron adoptar a un niño en Filipinas, un país que les ofrecía las garantías legales que buscaban. Hoy, su hijo tiene quince años, se llama Lucio, y la experiencia ha sido profundamente enriquecedora para toda la familia. La familia Reina tienen también a su hija biológica Victoria, de ocho años, asegurando que "se quieren ambos por igual".

Un proceso largo pero gratificante

El camino hacia la adopción no es sencillo y suele ser largo y lleno de desafíos. Rafael recuerda que el proceso para adoptar a su hijo fue extenso y complicado. “Tuvimos que prepararnos a fondo y contar con mucho apoyo. La Junta de Andalucía nos proporcionó formación adecuada para gestionar todo el proceso y evitar problemas,” comenta Rafael. Esta formación fue crucial para entender los aspectos legales, emocionales y psicológicos de la adopción.

La Junta de Andalucía ofrece a las familias adoptivas un programa de preparación que incluye talleres, sesiones informativas y apoyo psicológico. Este programa tiene como objetivo asegurar que las familias estén completamente preparadas para recibir a un nuevo miembro y puedan manejar cualquier situación que pueda surgir durante el proceso de adopción y más allá.

Un acto de amor incondicional

Para Rafael y Carolina, adoptar a su hijo ha sido una de las mejores decisiones de sus vidas. “Adoptar a un niño es una gran muestra de amor. Es más lo que recibes que lo que das. Animo a las familias a adoptar porque es la mejor decisión que he tomado,” asegura. Esta perspectiva resalta la profundidad del vínculo que se crea a través de la adopción y cómo este acto puede llenar de amor y gratitud la vida de las familias adoptivas.

La importancia de los orígenes

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A medida que los niños adoptados crecen, es natural que sientan curiosidad por sus orígenes. Este fue el caso del hijo de Rafael, quien durante su adolescencia comenzó a mostrar interés en conocer más sobre su historia y su madre biológica. Rafael y su esposa manejaron esta situación con total transparencia y apoyo. “Nosotros le dijimos a nuestro hijo desde el primer momento que era adoptado, y ante la búsqueda de sus orígenes le hemos transmitido que su madre biológica dejó una gran muestra de amor hacia él porque decidió tenerlo. Y más ahora con los abortos que se producen,” explica Rafael.

Acompañando en la búsqueda

Rafael enfatiza la importancia de acompañar a los niños adoptados en la búsqueda de sus orígenes. Esta búsqueda puede ser una parte crucial de su identidad y desarrollo emocional. Para muchas familias, esto significa mantener una comunicación abierta y honesta con el niño desde una edad temprana y estar preparados para responder a sus preguntas a medida que crecen. La Junta de Andalucía también ofrece recursos y apoyo para las familias en este aspecto, proporcionando orientación sobre cómo hablar con los niños sobre su adopción y cómo manejar la curiosidad sobre sus orígenes biológicos de manera constructiva y amorosa.

La adopción como oportunidad de transformación

La adopción no solo cambia la vida de los niños adoptados, sino también la de las familias que los reciben. Es una oportunidad para brindar un hogar lleno de amor, estabilidad y oportunidades a un niño que lo necesita. Al mismo tiempo, las familias adoptivas descubren una nueva dimensión de amor y gratitud en sus propias vidas.

Rafael y su familia son un testimonio vivo de cómo la adopción puede ser una experiencia transformadora y positiva. “Animo a todas las familias que estén pensando en adoptar, a que lo hagan. Es un acto de amor que trasciende cualquier desafío y te enriquece de maneras que no puedes imaginar,” concluye Rafael. La historia de la familia Reina es solo una entre muchas, pero resalta la importancia de la adopción y el impacto positivo que puede tener en la vida de los niños y las familias. Adoptar es una decisión que requiere valentía, paciencia y mucho amor, pero las recompensas son inmensas y duraderas