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Manuel Polinario, Poli, el pontanés que debutó con España en Wembley: “Charlton me pedía que dejara de correr”

El ex futbolista, que fue el segundo cordobés tras Reina en jugar en la selección española, da nombre ahora al campo municipal de Puente Genil

Manuel Polinario, Poli, el pontanés que debutó con España en Wembley: “Charlton me pedía que dejara de correr”
Toni Cruz González
@tonicruzgon

Redacción COPE Córdoba

Toni CruzCórdoba

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 12:02

El sorteo de los cuartos de final de la Eurocopa de 1968 emparejó a la entonces campeona del Mundo -Inglaterra- con la campeona de Europa -España-. La noticia sentó como una bomba entre los jerarcas franquistas, porque apenas unos meses antes -septiembre del 67- las autoridades británicas habían organizado un referéndum un tanto torticero en Gibraltar que dio como resultado que el 99 por ciento de su población quería seguir siendo británica. La consulta no sentó nada bien en España, y más cuando aviones militares de la RAF alardeaban de fuerza por La Línea sobrevolando espacio aéreo ajeno. Así que, evocando a Amando Muñoz Calero, para la selección era preciso eliminar a la “Pérfida Albión” casi como una cuestión de estado.

En esos tiempos era normal que los seleccionadores se llevaran líneas enteras de equipos que atravesaban un buen momento y en ese año el Valencia, que había ganado la Liga en el 67, contaba con un fenomenal centro del campo en el que brillaba un cordobés de Puente Genil llamado Manuel Polinario y al que apodaban “Poli”.

De Poli cuentan que era incansable, que desde que comenzó a forjarse en el Mestalla demostró sus dotes para la lucha y por eso Mundo le encargaba siempre secar a las estrellas rivales. Poli ya fue llamado por el seleccionador Domingo Balmanya para un amistoso ante Suecia en febrero de ese año, pero el propio centrocampista explicó que prefería reservarse para la cita ante los ingleses.



Hizo frío ese abril del 68 en Londres. Se podía leer en ABC que el tiempo estaba más para ir a Covent Garden que a Wembley. Una borrasca procedente de Escocia provocó que la lluvia y la nieve fueron los únicos que acudieron a darle la bienvenida al equipo español en Heathrow. Los medios españoles recalcaron la tensión existente entre ambas federaciones, que se plasmó al tener que ser el Crystal Palace quien le cediera Selhurst Park para que pudieran ejercitarse.

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Poli, que hoy disfruta de su jubilación en su tierra, cuenta que las autoridades deportivas inglesas les pusieron “muchísimos inconvenientes para entrenar y menos mal que el Crystal Palace nos quiso ceder el campo, pero no sé hasta qué punto tuvo que ver lo que se estaba viviendo en Gibraltar con el partido”.

De pasear junto a Massiel a marcar al entonces mejor jugador del mundo

Las 100.000 localidades del coliseo londinense se agotaron con rapidez. Poli y el resto de los seleccionados encontraron un hueco para pasear por Hyde Park con Massiel, que unos días después derrotaría a Cliff Richard en el Royal Albert Hall en la decimotercera edición de Eurovisión.

“La favorita era Inglaterra y más jugando en Wembley, un campo espectacular”, reconoce Poli. Balmanya confío en el pontanés para jugar en el centro del campo junto con sus compañeros valencianistas Ansola y Claramunt. Los conocía bien porque había entrenado en Mestalla. Poli tenía una única misión durante los noventa minutos: secar al mejor jugador del mundo: “como yo corría mucho y tenía mucha resistencia los entrenadores siempre me destinaban en el Valencia a hacer un marcaje individual a la estrella del rival. Balmanya me pidió que secara a Bobby Charlton, que estaba considerado entonces el mejor futbolista del mundo -fue Balón de Oro en el 66 y de Plata en el 67 y 68-. Era un fuera de serie, yo lo comparo un poco con Cristiano Ronaldo”.

Y, ¿cómo le fue a Poli en su marcaje? “Bueno, marcó el único gol del partido a cinco minutos del final, pero fue a la salida de una falta, ahí yo no pude hacer nada. Durante el partido supongo que lo estaría haciendo bien, porque Charlton me pedía que no corriera tanto. Yo le contestaba que tenía que estar corriendo los noventa minutos”. ¿En qué idioma? “Bueno, no recuerdo, pero eso fue lo que me quiso decir”. En la crónica de Mundo Deportivo se dice que la “tupida tela de araña” que tejieron Poli, Pirri y Grosso fue “algo así como el mosquitero en el que quedaron atrapados los torpones Summerbee y Hunt”.



España cayó 1-0 y luego también, en un partido también muy politizado, en la vuelta en Chamartín 1-2. Polinario no volvió a jugar con la selección: “en esos tiempos se tenía muy en cuenta el lugar donde jugaba España. Como la vuelta nos tocó en Madrid, Balmanya confió en Grosso, que jugaba en el Real Madrid. Luego ya no tuve más oportunidades. En esos tiempos en los que no había cambios era muy difícil tener minutos. Igual si se hubieran podido hacer sustituciones hubiera tenido más oportunidades. No sé”.

Poli, el segundo cordobés después de Reina que jugó en la selección, aguantó dos temporadas más en el Valencia, con el que ganó una Liga. Después fue traspasado al Espanyol como parte de la operación para que Lico se marchara al club che y terminó su carrera en el Recreativo, donde coincidió con otro cordobés como Cruz Carrascosa y donde empezó a trabajar como técnico de una manera un tanto curiosa: “el entrenador que teníamos -Eguiluz- se puso malo, pero yo me negué a coger al equipo. Ya al final de la temporada terminé como jugador y entrenador”. Su carrera en los banquillos le envía a Getafe, Sabadell, Ceuta y Antequerano, pero su amplia familia –“tengo seis hijos y tenía que andar loco de un lado para otro”- le obligó a dejar de entrenar de manera profesional en 1985.

Manuel Polinario, cuyo nombre es también el del estadio municipal de fútbol de Puente Genil, conserva la camiseta de su único partido como internacional “como oro en paño, es sagrada. Es un gran orgullo para mí y para toda mi familia”. Una foto enviada por el propio Poli ilustra ese artículo. Tras remitírmela por whattsap se excusa: “está un poco arrugada, porque la tengo muy guardada”.

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