La Misa Crismal ya hacía notar, en la Catedral de Jerez, que no era un día cualquiera dentro de la Semana Santa en curso, tan marcada por las restricciones por la pandemia como por los mensajes que señalan la necesidad de aprovechar la oportunidad para aprender qué es lo esencial de este celebración que nos acerca a la Pascua. La anual asamblea sacerdotal con renovación de votos y bendición del óleo para la celebración de los sacramentos contaba, además, con la presidencia de monseñor Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta que ocupó la sede a la espera del nombramiento del nuevo obispo asidonense. De hecho, salvo retraso mayor, al aceite sagrado con el que será ungido el nuevo pastor una vez nombrado reposaba en alguna de las tres vasijas cerámicas colocadas ante el altar.

Ya a esa hora del mediodía bullían los templos de la ciudad. Especialmente aquellos que son sede de cofradías que habrían procesionado en la tarde noche de un martes Santo que hubo de conformarse con mensajes como el que ofrecía, en su homilía de la misa de campaña de la Hermandad de la Clemencia de San Benito en el patio del Colegio Montealto, el sacerdote Lorenzo Morant. "Es verdad que en medio de todo esto que estamos viviendo, cuando parece que se nos priva de tantas cosas, podríamos quedarnos en añoranzas, en nostalgias y en pensar solo en lo nuestro", señalaba el párroco de San Benito ante unos 300 cofrades acomodados con distancia de seguridad y todo el control necesario en las instalaciones de las hijas del Sagrado Corazón de María".

Pero la intención de presbítero era anunciar "la oportunidad preciosa", que "la Gloria de Dios no pasa por nuestras grandezas humanas, ni porque hagamos una cofradía maravillosa el Martes Santo, no pasa por inciensos ni oros, pasa por la Cruz, por el abandono, por el sufrimiento, por la entrega". Y en ello se estaba en otros lugares. Continuamos aferrándonos a lo que puede ser. Y en San Mateo pudo ser ese verdadero festival de la oración flamenca por excelencia que constituye la Exaltación de la Saeta. A cargo de José Enrique Gallardo y con las intervenciones al cante de Cantarote, Malena Soto y Berengeno sacó espinitas e inyectó optimismo. Y así como ocurría con la Hermandad de los Judíos también con las de la Salud de San Rafael o Humildad y Paciencia en la Santísima Trinidad.

En la parroquia del Perpetuo Socorro era presentado en ceremonia de veneración el Cristo de la Salvación ante un cartel que invita, con espirítu redentorista, a renacer con la Pascua que nos llega. En el casco histórico el Amor hecho crucificado se ofrecía a los fieles junto a Jesús Cautivo y la Virgen de los Remedios. Y el mediodía, mientras en la Catedral cobraba cuerpo la Misa Crismal, era de ofrenda militar al Cristo de la Defensión el la iglesia de los Padres Capuchinos. Desde Cádiz, la presencia junto a la Hermadnad de Sanidad y, desde Sanlúcar de Barrameda, con el presidente del Consejo Local de Hermandades completan el programa. Hay tradiciones que ningún virus altera aunque, eso sí, se acomete con todas las medidas de seguridad sanitaria necesarias. Y ello fue una tónica en todos los templos a los que pudieron acudir los fieles.

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