El último episodio de la polémica sobre la participación de las deportistas transgénero en las competiciones femeninas ha tenido lugar en la MMA, las artes marciales mixtas, en las que Alana McLaughin ha vivido un exitoso y viral debut lleno de controversia.
El pasado fin de semana McLaughlin se enfrentaba en la categoría de menos de 90 kilos a la francesa Celine Provost en Miami en un combate que ganaba sin ninguna dificultad en apenas tres minutos gracias a una sumisión.
Hasta hace unos años Alana McLaughlin era en realidad Ryan, un exmiembro de las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos que llegó a combatir en Afganistán. La pelea se celebró tras superar todos los exámenes médicos a los que fue sometida y demostrar que sus niveles de testosterona eran los requeridos.
La francesa Provost, que sucumbió en el segundo asalto, era una de las pocas luchadoras de la MMA que había aceptado medirse a la americana, la segunda mujer transgénero en participar en un combate de artes marciales mixtas tras Fallon Fox, que realizó seis combates entre 2012 y 2014.