Esto es lo que debes tener en cuenta si vas a ir a la playa con tus hijos este verano: no es solo la crema solar
Llega el verano y muchas familias van a la playa como destino de vacaciones. Por eso, es importante elegir bien y estar atentos para que todos, niños y mayores, puedan disfrutar por igual de esos días de desconexión
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Madrid - Publicado el
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Empieza el verano y, como cada año, son muchos los que eligen la playa para pasar las vacaciones y sobrellevar el calor que invade ya gran parte del país. Y aunque ir a la playa siempre suena divertido, si no se organiza bien, el plan puede acabar siendo una pesadilla de arena, solazo y agobio… sobre todo si viajas en familia.
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Porque sí, ir a la playa con niños no es precisamente un paseo. Hay que estar pendiente de mil cosas y, si no te preparas bien, lo que iba a ser un día de descanso puede convertirse en todo lo contrario.
¿Qué es lo que hay que tener en cuenta antes de lanzarse con ellos a la arena? Y es que más allá de la cremas solar, hay otras cuestiones a tener en cuenta si tienes pensado ir con tus hijos a cualquier destino de playa.
Escoge como destino una playa familiar
Lo primero que hay que hacer antes de organizar una escapada en familia a la playa es elegir bien el destino. Lo ideal es optar por una playa que esté preparada para ir con niños: que tenga zonas de baño seguras, servicio de socorrista, duchas y, si puede ser, alguna zona de juegos. Cuantos más servicios tenga, mejor ambiente para que los más pequeños estén a gusto y disfruten al máximo.
No te olvides de la protección solar
La piel de los niños es mucho más delicada que la de nosotros los adultos. Por eso es clave que no estén expuestos al sol de forma directa. La protección solar no puede faltar: es uno de los grandes aliados de los padres durante los días de playa, especialmente en las horas de más calor.
Crea un entorno con sombra
Además de llevar siempre protección solar, es fundamental montar una buena zona de sombra en la playa. Los niños necesitan un sitio donde poder descansar, jugar tranquilos y protegerse del sol, sobre todo en las horas más intensas. Una sombrilla grande, por ejemplo, puede marcar la diferencia y asegurar que los peques estén cómodos y seguros durante toda la jornada.
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Utiliza la ropa adecuada
También conviene recordar la importancia de la hidratación. Con el calor y la actividad, los niños pierden líquidos con facilidad, así que llevar agua fresca y ofrecérsela con frecuencia es esencial para evitar golpes de calor o bajadas de tensión. Lo ideal es que beban a pequeños sorbos, incluso si no tienen sed, para mantenerse bien hidratados durante toda la jornada.
Lleva un equipo de playa
Y si quieres evitar disgustos, no olvides meter en la mochila un pequeño botiquín con tiritas, suero fisiológico, crema para picaduras y algún analgésico infantil por si acaso. Así estarás preparada ante cualquier imprevisto, y podrás centrarte en lo importante: disfrutar del día con ellos.
Mantén a tus hijos bien hidratados
Para combatir el calor, tanto niños como adultos necesitan mantenerse bien hidratados. Lo mejor es llevar siempre agua fresca a mano e ir bebiendo a lo largo del día, aunque no tengamos sed. También es recomendable llevar alimentos frescos como frutas y verduras, que además de aportar agua, son ligeros y fáciles de digerir.
Otra buena opción son los productos no perecederos, que resisten mejor el calor y pueden sacarnos de un apuro si se alarga la jornada.
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Mantente atento y vigila a los niños constantemente
Según el Grupo de Socorrismo de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), la mayoría de accidentes en la playa suceden por la falta de supervisión de un adulto. Para evitar sustos, insisten en algo muy claro: hay que estar siempre a menos de un brazo de distancia de los niños cuando están en el agua.
Nada de despistarse con el móvil ni dar por hecho que todo va bien. Además, recomiendan tener en cuenta las condiciones del mar, como el viento o las corrientes, que pueden cambiar en cuestión de minutos.
Lleva contigo un kit de primeros auxilioS
Prevenir es clave para disfrutar con tranquilidad, sobre todo cuando hay peques de por medio. Por eso, además de llevar todo lo habitual, no puede faltar un pequeño botiquín con lo básico: tiritas, desinfectante, vendas, algo para las picaduras y un antihistamínico por si aparece alguna reacción inesperada. No ocupa mucho y puede salvar el día si surge cualquier imprevisto.