Día de la Plantá en Valencia. Aglomeraciones por las calles, una Plaza del Ayuntamiento a rebosar, una mascletá atronadora y un cartel mixto para comenzar el tramo mollar de la Feria de Fallas. Dos tercios largos al reclamo de la despedida de Pablo Hermoso de Valencia, de la vuelta de Morante tras su ausencia forzada el pasado año y la enésima esperanza de la tierra, el novillero Nek Romero. Cartel para todos los gustos en una fórmula que no acabó de convencer. Un cajón de sastre sin sorteo ni competencia que se llevó el más joven.

Pablo Hermoso tuvo un gran colaborador como primer oponente, un toro de Carmen Lorenzo de gran nobleza y obediencia al que templó con ritmo a lomos de Berlín primero e Ilusión después. A dos pistas y en paralelo a tablas para después dejar banderillas en las que quebró perfectamente en la cara del animal. Con el toro más parado, tiró de Justiciero para unas cortas a las que hubo exposición, pero faltó ligazón por la condición del toro. El rejón de muere cayó trasero y necesitó de un golpe de verduguillo.

El cuarto de El Capea sacó motor y celo en las cabalgaduras del rejoneador navarro. Volvió a torear con temple y quiebros precisos montando de nuevo a Berlín y con Malbec arriesgó a la salida de las suertes para trascender arriba. Sacó a Generoso para las cortas finales. Dos farpas que cayeron muy reunidas en dos embroques que tuvieron exposición. El rejón de muerte se le fue a los blandos, pero el generoso público valenciano quiso despedir a Pablo Hermoso de Mendoza con una oreja que tuvo sabor a reconocimiento en su despedida de la ciudad del Turia.

Hubo de todo en el saludo capotero a la verónica de Morante al primero de Juan Pedro Domecq. Se jalearon más los lances tropezados de la gavilla que los más limpios y empacados del final. Mayor conjunción y ajuste hubo en el posterior quite por el mismo palo. Al ralentí los lances del cigarrero aunque todo quedase descompuesto al perder las manos el de JP en el cierre. El toro sacó son en su embestida aunque estaba al límite de todo. Escasa raza y fortaleza. Morante dibujó muletazos con sabor, mas faltaba emoción a aquello. Porfió el sevillano por ambos pitones, espolvoreando detalles sueltos de gran calidad pero sin el armazón necesario para armar faena grande. Lo cazó al encuentro al segundo intento.

El basto quinto estuvo visto desde que llegó el tercio de varas. Las únicas embestidas potables se las dejó en el saludo de recibo de un Morante que tiró por la calle de enmedio en cuanto cogió la franela y vio las escasas condiciones del “Juampedro”. Lo avió de una estocada casi entera.

Nek Romero pidió foco en un asfixiante galleo por chicuelinas para llevar a su primer novillo de Talavante al caballo. Después de un susto en forma de voltereta a José Manuel Mas en banderillas, el valenciano se gustó en un prometedor inicio de faena con dos trincherillas que tuvieron distinción. El novillero supo aprovechar las cualidades del novillo, toreando con temple y largura unas embestidas ralentizadas. Una tanda al natural que culminó con un circular encendió de verdad a los tendidos. La estocada viajó caída pero tuvo un efecto fulminante que desató una exagerada doble petición de oreja. Hizo bien el palco al conceder un trofeo que tuvo su valor y peso.

Brindó Nek el sexto a Hermoso y Morante antes de sacarse al utrero de Talavante a los medios. Se hizo el silencio en la capital de la pirotecnia y el valenciano puso la pólvora necesaria ante un ejemplar con movilidad, aunque con falta de entrega y calidad. Empujó Valencia a su joven promesa en un trasteo voluntarioso aunque de escaso mando. Para amarrar el triunfo, Nek no dudó en echarse de rodillas para epilogar la faena. Solo faltaba la espada, y ésta falló para desconsuelo de la hinchada local. Al segundo intento si hundió el estoque, pero el novillo se resistió a caer. El suflé se desinfló y Nek se quedó a las puertas de la salida a hombros. La vuelta sonó a premio de consolación final.