1ª SAN MATEO
Aarón Palacio sigue de dulce y triunfa en la primera de feria en Logroño
El mexicano Diego San Román también destaca y corta dos orejas. Fabio Jiménez fue silenciado en su lote.

Aarón Palacio, en su salida a hombros este domingo en Logroño
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Luis Ruiz Gutiérrez
El torero aragonés Aarón Palacio ha abierto la puerta grande de la plaza de La Ribera en Logroño, en la primera de la feria de San Mateo, con lo que sigue de dulce, ya que llegaba a La Rioja tras tomar la alternativa en Nimes, hace menos de un día, y en la plaza francesa también salió a hombros.
Palacio dejó los mejores pasajes de una tarde marcada por el comportamiento desigual de los astados de Fuente Ymbro, de los que a él también le correspondió el mejor lote, y aprovechó para cortar dos orejas al mejor toro de la jornada.
Abrió plaza el mexicano Diego San Román, que también cortó dos orejas, pero en toros diferentes, con lo que no abrió puerta grande.
Empezó con un vistoso saludo con el capote, pero ya entonces comprendió la falta de condición del astado; puso mucha voluntad, hizo quites de mérito y manejó bien los terrenos sin dejar que el toro se fuera a chiqueros; cuajó pases limpios por el pitón derecho, con tiempo entre series, pero apenas lo intentó por el izquierdo por la poca calidad de "Amarcado"; terminó con una estocada eficaz que le sirvió para lograr oreja.
Sumó otro trofeo en el cuarto, un toro repetidor y lleno de codicia, ante el que no hizo nada destacable en el primer tercio y en el segundo vio como uno de sus subalternos era volteado; hizo una faena muy de verdad a un animal del que había que tirar, con pasajes largos en redondo mezclados con circulares invertidos muy del gusto del público.
Para ser más galerista el mexicano se metió entre pitones e incluso echó rodilla en tierra para calentar el ambiente; mató con una estocada de efecto rápido y tuvo el premio de la segunda oreja.
El riojano Fabio Jiménez debutó en Logroño con un toro aplaudido de salida, astifino, de presencia exagerada ante el que no hizo nada destacable en el capote y tras un tercio de banderillas desafortunado probó por el derecho pero no terminó de llegar a la grada, salvo con un par de naturales.
Acabó en silencio después de varios pinchazos y media estocada.
No tuvo mucha suerte con el quinto de la tarde, aquerenciado y soso, tanto que se fue a chiqueros desde el primer momento; el torero del Alfaro intentó sacarle de allí pero no logró corregir el defecto de "Iluminado", que mostró una envestida muy sosa, ante la que Jiménez no pudo entusiasmar y terminó sin suerte con los aceros ante la indiferencia de la grada.
Aarón Palacio sí se encontró en su primero a un toro de buena condición con codicia y fijeza, al que saludó en largo por verónicas rubricadas con dos medias de lujo; el tendido estuvo con él en todo momento y aplaudió incluso un toreo algo alborotado y eléctrico, en el que se notaba su bisoñez.
Al matar, tras enterrar una media estocada fue arrollado por el final y acabó de poner más al público de su parte, a pesar de que el toro hubiese merecido una faena de más poso.
El que cerraba plaza fue un toro con clase, con el que el aragonés conectó a lo grande; empezó con dos largas cambiadas y un farol, tras hincarse de hinojos para veroniquear con gusto en el inicio.
Hizo una faena corta, alternando los dos pitones, con lo más intenso de la tarde por el izquierdo, con lo que insistió para abrochar un trasteo importante; acabó con una estocada que parecía eficaz y no lo fue, pero pese a ello la grada le premió con las dos orejas