El día 25 de julio de 1982 se declaró alerta roja por sequía en España. Este año el invierno ha sido seco y la primavera también, ante la falta de lluvias. Especialmente lo que preocupa es que podamos llegar a tener alertas por sequía en nuestro país. Además, este verano está siendo muy seco como consecuencia de las altas temperaturas y las numerosas olas de calor.

El índice SPI se encarga de cuantificar el déficit de precipitación para diferentes escalas temporales y así, poder evaluar el déficit de precipitación sobre la disponibilidad de los distintos tipos de recursos hídricos. Actualmente, en España el índice de SPI se encuentra por debajo de menos uno, lo que indica que los niveles de sequía son notables.

Además, subrayar que esta situación no afecta solo a España, sino que también impacta en un 46% al territorio europeo.

"Podemos señalar que la secuencia de sequía que estamos viviendo en este año 2022 comenzó durante el verano y el otoño de 2021", incide el meteorólogo Jorge Olcina. Por lo tanto, el 2021 marcó el comienzo de esta secuencia que se está prorrogando durante el verano de 2022. Esta sequía se originó por la escasez de precipitaciones en muchas cuencas hidrográficas del centro y del sur de España, ya que comenzaron a ser más inferiores a los valores normales. Esto se ha agravado durante el 2022 porque han disminuido las aportaciones a los embalses y acuíferos.

La sequía consta de cuatro etapas

En primer lugar, “se produce la sequía pluviométrica, la cual se origina por la disminución de las lluvias con respecto a los valores normales que deberían producirse”, explica el meteorólogo Jorge Olcina. Después comienza la fase hidrológica, ocasionada por la falta de agua a los embalses y acuíferos. Esto desencadena una menor circulación del agua en los ríos y disminuye el agua disponible para los usos y actividades económicas que necesita el ser humano.

En tercer lugar, si se continúa agravando la situación se produce la sequía agraria, en la cual los efectos comienzan a ser evidentes en los campos de secano y más tarde en los de regadío. Estos terminan siendo afectados por la falta de recursos.

La última fase y la más grave es la denominada sequía urbana, los efectos de esta son notables en la ciudad, ya que se tienen que aplicar cortes y restricciones de agua porque no hay recursos para abastecer a toda la población.

“La sequía actual en España está comenzando a manifestar efectos en el campo y puntualmente está generando en algunas zonas déficit de abastecimiento urbano”, subraya Jorge Olcina. Las poblaciones con depósitos de poca capacidad comienzan a tener este problema urbanamente, es por ello, que algunas localidades están aplicando restricciones de agua. Entre estas poblaciones se encuentran Cataluña, Andalucía y Galicia.

En cuanto a las soluciones para poder afrontar la situación actual. No se pueden aportar muchas una vez nos encontramos inmersos en la situación. "Se debe diseñar un plan de forma previa para abastecer la falta de agua", señala el experto. Sin embargo, "en situaciones de emergencia se podría recurrir a la apertura de pozos de sequía”, señala el meteorólogo.

En las zonas próximas a la costa como el litoral Mediterráneo o los archipiélagos siempre se puede recurrir a la desalación, para garantizar el abastecimiento. Esta podría ser una de las soluciones encargadas de garantizar el abastecimiento urbano, “pero no hay soluciones mágicas como para afrontar una situación de sequía”, ha incidido el experto. Ya que se necesita una planificación meditada y se deben implantar unas medidas determinadas en cada territorio.

Por su parte, en las tierras de interior se deberían ampliar los depósitos de almacenamiento de agua para que en caso de carencia de precipitaciones puedan al menos durante tres meses beber de los depósitos municipales. "La sequía es un riesgo silencioso, pero constante", señala Jorge Olcina, ya que al principio no nos enteramos bien de lo que pasa, pero al final se genera una carencia de agua importante en los sectores agrícolas y en las ciudades.

Con la declaración de la alerta hidrológica, se han impuesto una serie de medidas para reducir el consumo de agua. Por ejemplo:

Reducir el agua para el riego agrícola en un 25%, en la ganadería un 10%, en las industrias y usos recreativos se ha disminuido en un 5%. También se establecen limitaciones en el riego de los jardines y zonas verdes, la prohibición de llenado de fuentes y piscinas. Además, se ha fijado un máximo de 250 litros por habitante al día en estas regiones.

Los expertos insisten en la concienciación de la población, para el ahorro del agua, ya que en otoño las previsiones no mejoran el escenario.