El programa Caixa Proinfancia, fruto de un trabajo conjunto entre entidades públicas y privadas y ONG, fue presentado hoy en Naciones Unidas y puesto de ejemplo como una eficaz herramienta de lucha contra el fenómeno de la pobreza infantil, cuya erradicación figura entre las prioridades de la ONU, la UE y el Gobierno español.

Aunque España es un país de renta alta, la incidencia de la pobreza infantil es muy elevada (28,9 % de niños, o 2,4 millones según las últimas cifras disponibles, de 2020), solo superada dentro de la UE por Rumanía, y esto afecta principalmente a familias monoparentales, las que tienen uno o los dos padres migrantes y los hogares con tres o más hijos; además, en todos ellos hay una "baja intensidad de empleo".

Para entrar en la categoría de "pobreza infantil" se usan estos criterios: ingresos menores a 100 euros/mes por miembro de familia, alimentación que no puede seguir los estándares mínimos saludables que fija la Organización Mundial de la Salud (OMS), falta de acceso a educación infantil y viviendas sin aislamiento contra el frío o el calor.

La Fundación La Caixa arrancó en 2007 el programa Proinfancia para paliar todos estos fenómenos, y la iniciativa tuvo el año pasado 61.500 beneficiarios, según las cifras del director de la Fundación, Antonio Vila, que se desplazó a Nueva York para presentar el programa en el marco del "foro de alianzas" del Ecosoc, principal órgano económico y social de la ONU.

El responsable del área social de la entidad, Marc Simó, explicó que el programa tiene una gran implantación territorial (está presente en 128 localidades de España y tiene asociadas a 420 entidades, muchas de corte municipal o vecinal) e invirtió el año pasado una media de 1.091 euros por persona, pero subrayó sobre todo los resultados: un 81 % de los niños beneficiarios supera la enseñanza secundaria, porcentaje similar al de la población general.

El director de Save the Children en España, Andrés Conde, resaltó el "efecto devastador" que la pobreza infantil tiene, pues se traduce en un menor acceso a la educación y a la salud, lo que lleva aparejado un menor nivel de participación ciudadana, en un ciclo perverso que significa que "la mayoría de los que nacen pobres mueren pobres".

Conde alabó los logros del programa Proinfancia, por su duración inédita superior a 15 años, por la implicación del sector público (que permite por ejemplo acceder a datos socioeconómicos para poder elegir mejor a los beneficiarios) y por la implicación de las asociaciones, que se traduce en muchas ocasiones en la disponibilidad de locales para una actividad.

En el acto intervino también el Alto Comisionado para la Pobreza Infantil del Gobierno español, Ernesto Gasco, quien para ilustrar la importancia que el ejecutivo da a este problema dio una cifra: si hace dos años se dedicaban 350 millones de euros a la lucha contra la pobreza infantil, esta cifra se multiplicó por diez en 2022.

Fuentes de su oficina explicaron a EFE que las últimas cifras absolutas de pobreza infantil (2,4 millones de niños) datan de 2020 y es seguro que habrán mejorado en la próxima medición, gracias a medidas como el crecimiento del empleo, el aumento del salario mínimo y las medidas de protección del mercado laboral.

Detallaron que la cifra más actualizada de que se dispone actualmente cifra en 576.800 los hogares sin ingresos, de los que 121.400 incluyen niños.