¿Por qué el ser humano no tiene cola?

Se trata de una prolongación del extremo posterior del cuerpo que sirve para propulsar el movimiento. Sin embargo, la conquista del mundo terrestre implicó la pérdida de la cola

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La cola es una de las cinco grandes características de los cordados y que presentan los vertebrados. Es una prolongación del extremo posterior del cuerpo. Con la aparición de las vértebras, la cola se reforzó con el extremo de la columna vertebral (vértebras caudales). Su función era la de propulsar el movimiento a los animales acuáticos, pero con más eficiencia. La revolución anatómica y fisiológica que supuso la conquista del medio terrestre implicó también a la cola.

Esto se debe a que ya no era necesaria la cola para moverse, puesto que estaban las patas. Pero, además, hay otro aspecto que es desconocido por muchos: al no tener un empuje contrarrestando la fuerza del peso, la gravedad se convierte en un problema cuando no vivimos arrastrándonos. Dejar de arrastrarse y levantar el peso fue una tarea difícil de realizar, pero con la evolución surgió una morfología esquelética distinta, similar a los puentes Forth: tronco suspendido entre dos pares de patas, músculos y ligamentos para contrarrestar las tensiones y huesos duros para resistir las compresiones.

Funciones de la cola

Para soportar el peso era fundamental evitar el aplanamiento y adoptar la forma curva. Por ello, nuestra columna adquirió una forma arqueada. No obstante, apareció un problema y es que no podía ser estática porque los animales necesitaban moverse. Debíamos tener una estructura física donde la cola jugara un papel clave orientándose hacia el lado contrario al que se hacía el apoyo. Así, oscilando a izquierda y derecha, se evitaban las sobrecargas al actuar de contrapeso.

Aún más interesante fue su papel en los reptiles que se pusieron de pie. La bipedestación de dinosaurios como la del iguanodóntido Ouranosaurus, biomecánicamente, no es más que un balancín infantil donde la cola contrarresta el peso de la mitad anterior del cuerpo. El punto de equilibrio sería la cadera. Así lo apunta un estudio publicado en 'Integrative & Comparative Biology'. Pero también contribuyó a la eficiencia de la "puesta en pie" de los reptiles como un "tercer apoyo". Y es que, cuando están en reposo, las patas y la cola forman un trípode que garantiza un perfecto equilibrio.

Evolución al azar

No obstante, esta no es la única función que cumple la cola, también sirve para defenderse, como método de depredación, de apareamiento, control de la direccionalidad en el vuelo, comunicación social o mantenimiento térmico, entre otras. Sabiendo todos los beneficios que aporta, solo queda preguntarnos ¿Por qué el ser humano no posee esta característica biológica tan útil? La evolución de los homínidos se caracteriza por tres transiciones: pérdida de la cola, adaptaciones en la postura (erecta) y la locomoción bípeda.

Sin embargo, no todos los cambios surgieron a la vez. Es más, la pérdida de la cola ocurrió en el contexto del pronogrado (desplazamiento con apoyo en las cuatro extremidades) y gorilas y chimpancés se desplazan de esta forma sin exhibir cola. Su pérdida, pues, es un fenómeno evolutivo independiente a la postura erguida y ocurrido con anterioridad a la aparición del primer homínido. Es decir, los humanos no hemos perdido la cola porque nunca la hemos tenido.

Por otro lado, un estudio reciente explica que la cola se perdió de forma drástica. El cambio "estuvo mediado por la inserción de un elemento Alu individual en el genoma del ancestro hominoide", dicen los autores. Debemos recordar que las mutaciones son al azar, no existe un por qué, solo ocurren sin ninguna finalidad.

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