¿Por qué nos alegramos cuando presenciamos la desgracia ajena? Esta sensación se conoce como 'Schadenfreude'

Aunque nos hace sentir culpables, los expertos explican que es totalmente normal y que todo el mundo lo ha experimentado alguna vez en su vida

ctv-j2h-person-ga2a39a0cd 1920

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Todos en algún momento nos hemos sentido un poco felices con la desgracia ajena. Alguien que ha hecho algo malo y le toca pagar con la misma moneda, ¿No da cierta satisfacción? También está el caso de que alguien se caiga por la calle y nos entre un ataque de risa. Pero también sentimos culpa por habernos alegrado, sin embargo, no somos conscientes de que esto que nos ocurre es normal y a todas las personas les ha pasado al menos una vez en la vida. Cada país tiene una determinada palabra en su idioma para denominar esta sensación que tan mala y vergonzosa nos parece.

No obstante, ya en la época de la Antigua Grecia, el famoso filósofo Aristóteles popularizó la palabra epikhairekakia, que se traduce como alegrarse por la mala fortuna de otra persona. También los romanos tenían su propia palabra: malevolentia. En la lengua española utilizamos la palabra reconocida por la Real Academia Española (RAE): regodearse, con tres acepciones, de las cuales una es "complacerse maliciosamente con un percance, apuro, etc., que le ocurre a otra persona". En cambio, la palabra que más se acerca a esta sensación es de origen alemán y apareció por primera vez en 1740: Schadenfreude. Tras ello, se comenzó a ver en escritos ingleses en la segunda mitad del siglo XIX.

El término procede de la unión de dos palabras alemanas: schaden, que significa daño; y freude, que es alegría. Según expertos, es una sensación completamente normal que se puede dar en varias situaciones. Por un lado, podemos alegrarnos de la desgracia de alguien a quien no necesariamente tenemos por qué conocer, que ha hecho algo mal y ha recibido su castigo. Está el caso de reirnos de forma burlesca de accidentes que le ocurren a nuestros rivales o cuando alguien sufre una caída (momento que nos parece cómico). Finalmente, se da el caso del placer que sentimos cuando esto le pasa a alguien al que tenemos envidia.

¿Significa esto que somos malas personas?

Este último schadenfreude es el que más cuesta admitir y del que menos orgullosos nos sentimos, ya que, en ocasiones, nos ocurre con nuestros amigos. Los investigadores explican que la amistad implica un cierto grado de rivalidad que lleva a la comparación constante con él. Por eso, si a tu amigo le surge algún percance, te hace sentir más a gusto contigo mismo. Además, los estudiosos confirman que, aunque nos haga sentir malos amigos, este sentimiento puede ser una razón que explique que la amistad sea más duradera, siempre y cuando no sea excesivo.

Varios psicólogos comentan que nos sentimos bien cuando tenemos schadenfreude porque estamos siendo beneficiados, ya sea de manera directa o indirecta. Este tipo de beneficio hace que nuestra autoestima aumente y dejemos de compararnos con las personas que consideramos que siempre les va todo bien en su vida (a las que tenemos envidia), porque han tenido un revés repentino. Lo que destacan los profesionales es el auge que está habiendo con las redes sociales de los "castigos públicos".

A pesar de que el schadenfreude no se refiere al placer que provoca el daño que ha generado uno mismo hacia otra persona, esto está cambiando en el mundo de internet. Existen cuentas que se dedican únicamente a publicar contenido que expone los infortunios de la gente y con los que millones de usuarios se regodean y se convierten en partícipes del perjuicio causado. Por esto, los psicólogos advierten de que no hay que llevarlo al límite. En su lugar, hay que saber disfrutarlo de vez en cuando, siendo conscientes de que es un sentimiento habitual en el ser humano.

Herrera en COPE

Herrera en COPE

Con Carlos Herrera

Lunes a viernes de 06:00h a 13:00h

Programas

Último boletín

04:00H | 30 ABR 2025 | BOLETÍN