Limpia tu fregona y olvídate del mal olor con estos simples consejos

La fregona es una de esas herramientas de limpieza indispensables, presente en todos los hogares y una de las más eficaces a la hora de quitar la suciedad y los restos que se quedan en el suelo. Gracias a ella podemos dejar todo aquello que limpiemos de manera brillante, y para conseguirlo es muy importante tenerla y mantenerla en unas condiciones óptimas para su buen uso. Normalmente, cada vez que dejamos de usarla no la limpiamos o no la limpiamos como es debido y eso, puede perjudicarnos en vez de ayudarnos a la hora de dar un “repaso” al salón, cocina o la terraza.

Antes de empezar con los mejores consejos para la limpieza de tu fregona, vamos a contaros un poco de su historia, cómo nació y cómo ha sido su evolución a lo largo de los años hasta su uso que le hacemos hoy en día.

Orígenes y evolución

Ya desde la antigüedad, fregar era una de las labores más ingratas de la limpieza doméstica. Estaba reservada a la criada de la casa, quien restregaba, también, el suelo con el estropajo para intentar arrancar la suciedad que más se resistía. Para este trabajo se necesitaba corpulencia física y resistencia, y utilizar la fregona para limpiar en aquella época, fortalecía los bíceps y poco a poco terminabas por adquirir un aspecto más corpulento. Y te preguntarás, ¿quién inventó la fregona? Pues te sorprenderá porque el inventor es español y se llama Manuel Jalón Corominas. Fue en el año 1956. El ingeniero aeronáutico y diseñador industrial nacido en Logroño, añadió un palo a un haz de tiras de algodón que llamó mopa (del inglés mop: estropajo), y finalmente lo patentó. Más adelante, al ver que el trapo que se utilizaba, no era suficiente, añadió un mechón de tiras de tela o una bayeta de algodón para intentar que esa mopa que había inventado hiciera mucho mejor su trabajo.

En 1960, se añadió un escurridor al cubo y dio al conjunto el nombre de fregona. Esto fue realizado por un anónimo, que casi sin quererlo, inventó una de las mejores herramientas, en su conjunto, de la historia. La primera publicidad que se hizo sobre el invento llegó con el lema: “Lo mejor para el lumbago”. Además, el invento coincidió con el auge de los años 60 y el “boom” fue sorprendente.

Límpiela así para que deje de oler

Es muy importante limpiar la fregona con frecuencia para que pueda darse un uso correcto y sobre todo, para que no tenga un olor que no nos haga alejarnos de ella. Si piensas que con dejarla a remojo con agua y detergente, está limpia y desinfectada, te estás equivocando. Acumulan grandes cantidades de microbios y gérmenes que acaban oliendo mal y dando un muy mal aspecto. Es importante, por ello, que la limpiemos igual que hacemos con otros objetos y utensilios de nuestro hogar.

Una de las mejores formas de hacerlo sería empezar limpiando el cubo. Podemos restregar un estropajo con agua y jabón, y así de fácil tendremos el cubo listo para que la fregona haga su trabajo. Una vez tengamos listo el cubo, lo rellenamos con agua y echamos un poco de jabón. Cuando tengamos lista la mezcla, introducimos la fregona en él y como si estuviésemos haciendo fuego, la escurrimos unas 5-6 veces. Podemos añadir también un poco de vinagre blanco y un poco de limón para desinfectarla completamente.

¿Cada cuánto debo sustituir mi fregona?

Esto va a depender mucho del uso que le demos. Lo recomendable es cambiarla cada mes, pero si la utilizamos poco o de vez en cuando, mejor esperar y ver lo sucia que está. Todo va a depender su frecuencia de uso y de mantenimiento. También es muy recomendable tener, al menos, dos cabezales de tela, que podamos cambiar con frecuencia y así poder destinar una a cocinas y baños, y otra a las habitaciones, terraza o pasillos.