Las parejas de Putin y su descendencia: La vida oculta del Kremlin que nadie conoce con seguridad
La esfera privada del líder ruso es un misterio por completo del que apenas se conoce nada. Hasta ahora se tiene constancia plena de que está divorciado, pero nadie conoce detalles

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Madrid - Publicado el - Actualizado
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La vida privada de Vladímir Putin es quizá uno de los secretos mejores guardados de parte del Kremlin, y es que el misterio que rodea a todo lo referente a su familia o amistades, se guarda escondido en un cajón en el que resulta casi imposible acceder. Más allá de sus fotos habituales cazando osos, o las imágenes que tanto se han viralizado del líder ruso sin camiseta; los detalles sobre su vida más personal han permanecido siempre en un anónimo segundo plano.
De hecho, la única relación sentimental oficial que Vladímir Putin ha defendido en público comenzó en 1983, cuando se casó con Lyudmila Putina, su única esposa hasta la fecha. Su mujer era azafata de avión de una de las líneas aéreas rusas, y él, funcionario del KGB, los servicios secretos rusos, de 30. La pareja presidencial tuvo dos hijas, María y Katerina, ambas educadas en un colegio alemán hasta que Putin ganó la presidencia y tuvieron que recibir clases en casa. María lleva una vida bastante discreta como bióloga: es investigadora en un instituto en Moscú y está casada con el alemán Jorrit Faassen. Katerina, bailarina acrobática y directora de una incubadora de 'startups', se casó con el billonario Kirill Shamalov en 2013. Se divorciaron en 2018.
Sin embargo, y a pesar de todo, Putin nunca ha querido trasladar a la vida pública quiénes son sus hijas, ni tampoco lo ha confesado a nadie que haya hecho que trascendiera. Sin embargo, sí que han tenido alguna aparición pública en diferentes conferencias y encuentros de negocios o académicos, en los que los periodistas les han preguntado por una explicación para el origen de sus fortunas, algo que, como hemos indicado, parece un secreto a voces que nunca se han admitido.
En el año 2013, el matrimonio de Vladímir Putin y Lyudmila Putina llegó a su fin de mutuo acuerdo, y aclarando que cada uno "tenía su vida". A pesar de ello, antes de la ruptura ya había rumores acerca de la vida sentimental paralela del Presidente, aunque esta se considera secreto de Estado. Esa persona que hasta la fecha acompaña al líder ruso se llama Alina Kabaeva, gimnasta, ganadora de dos medallas olímpicas en Sydney 2000 y Atenas 2004. Alina dejó el deporte de élite en el año 2005 y acabó teniendo cierto protagonismo en el mundo de la actuación.
Se desconoce en qué momento exacto comenzó la relación, aunque las estimaciones que se hacen lo fechan en el año 2008. Con este panorama de tanto misterio, se dice que en ese mismo año nació su primer hijo y que, además, en 2012 tuvieron otra niña, e incluso se ha manifestado que la familia creció aún más en 2015, aunque nadie lo sabe con seguridad.
Si la anterior relación de Putin fue misteriosa, la que tiene con Alina Kabaeva supera con creces las dudas e interrogantes sobre tanto misterio. Ninguno de los medios de comunicación tiene el valor de publicar ninguna noticia sobre la pareja, ni declarar nada que pueda ser susceptible de compromiso. De hecho, en el año 2018, después del mundial, Kabaeva desapareció de la esfera pública, se sospecha que por la llegada de otro pequeño que ampliara la familia.
¿Una hija secreta?
Es el mayor misterio que a día de hoy conocemos en cuanto a toda la vida privada de Vladímir Putin, que todavía hoy está por confirmar. Su nombre es Luiza Krivonogikh y nació en 2003, por lo que en este año encara su décimo octavo cumpleaños. Su historia trascendió hace unos años cuando un documental impulsado por los opositores al régimen, encabezados por Alexei Navalni, sacaron a la luz la figura de una mujer de San Petesburgo que se dedicaba a la limpieza del hogar. Ella pasó de vivir con extrema sencillez a poseer una flota de pisos de lujo, una participación en el accionariado de la banca Rossiya, un yate y una participación mayoritaria en el resort de esquí de Igora, favorito de Putin. En apenas una década, su fortuna ha pasado de los números rojos a cifras tan altas como los cien millones de euros. La prensa internacional desconoce los detalles, pero afirman que este cambio, desde luego, no se trata de algo que ocurre por arte de magia.