El voluntariado alcanza una cifra récord en 2022. En España hay 3,3 millones de personas que dedican su tiempo a ayudar al de al lado, son casi dos puntos más con respecto al año pasado con 2,5 millones de voluntarios. Un millón de voluntarios tienen menos de 25 años y son mayoritariamente estudiantes. El año pasado eran 850.000.

Según el último informe de la Plataforma del voluntariado en España, el voluntario tipo es una mujer, entre los 25 y los 45 años, con un alto nivel de estudios, que reside en una población de tamaño mediano o grande. Y además de realizar voluntariado, también colaborado con alguna ONG.

Perfil del joven voluntario

Más del 60 por ciento de los jóvenes españoles hacen voluntariado al menos una vez por semana. Según Luciano Poyato, presidente de la Plataforma del Voluntariado de España, en su gran mayoría son estudiantes, y sólo un 35 por ciento están ahora trabajando. Acceden al voluntariado gracias a la influencia de personas cercanas, normalmente de su misma edad, que ya están ayudando. Algunos también, gracias a las redes sociales, pero en menor medida.

Los entornos preferidos por la juventud para ejercer la tarea solidaria son el voluntariado de ocio y tiempo libre, seguido del social y del educativo. Los jóvenes prefieren dedicar su tiempo a ayudar en España y cerca de donde viven, estudian o trabajan.

Damaris va todas las semanas a un hospital

Damaris a sus 27 años va una vez a la semana a un hospital de Logroño junto a la Asociación contra el Cáncer. Ayuda a personas en tratamiento ofreciéndoles cualquier cosa que necesiten. Nos ha contado a COPE que “al llegar al hospital nos ponemos una bata, muchos nos confunden con los médicos, y entramos en las habitaciones pidiendo permiso. Si los pacientes quieren nos podemos pasar horas hablando con ellos”.

Les ofrecen ayuda, desde monetaria, pisos para familiares que viven lejos, ayuda jurídica, psicológica. Cualquier cosa que el paciente pida.

Damaris pide que más jóvenes se dediquen a este voluntariado: “a veces es duro oírlos, pero también te anima cuando ves que lo llevan tan bien, te motivan, si ellos pueden yo también puedo”.

Alejandro pasa sus veranos en Ecuador

Alejandro tiene 23 años y está estudiando Derecho en la Universidad de Sevilla. El verano pasado le surgió la oportunidad de pasar sus 3 meses de descanso y ocio personal en Ecuador en un consultorio jurídico: “antes de estar parado sin hacer nada prefiero pasar mi tiempo haciendo voluntariado, al menos es tiempo que se aprovecha”.

En la Universidad del Chimborazo, situada al sur de Quito, asesoraba de forma gratuita a las indígenas y personas sin recursos: “ayudas a las personas que están allí, pero también te cambia a ti, y al final es algo que te enorgullece”, asegura.

Sandra lleva desde los 13 años ayudando

Ahora tiene 28 años, pero comenzó con el voluntariado con sólo 13 años gracias a su parroquia. Primero fueron campamentos infantiles y juegos al aire libre, pero ha hecho de todo. Ha estado con personas mayores con Alzheimer y también ha apoyado a menores extranjeros. Aconseja a los jóvenes “que no les de miedo tocar ningún perfil. Todos los voluntariados te sorprenden y se aprende con todos”.

Ahora se dedica a la sensibilización en centros educativos: “damos charlas a los niños para que conozcan el mundo del voluntariado. Además, tratamos de promover los valores de comercio justo, de no consumir tanto. Lo hacemos mediante un mercadillo”.

En el mundo del voluntariado se puede hacer de todo: “incluso ayudar desde casa a asociaciones en el ámbito digital”. Hay voluntariado deportivo e incluso cultural: “puedes llevar a personas con pocos recursos a conocer ciudades. Eso también es voluntariado. Estás haciendo un bien”.

A Sandra el voluntariado le ha aportado valores “es una droga que te engancha, porque haces tanto bien ayudando a tu propia gente del barrio”. Gracias a esta labor nació además su actual profesión como trabajadora social.