INVESTIGACIÓN ARTROSIS
Definen un nuevo modelo para ver las causas de la artrosis en cada paciente
La Unidad de Investigación BCN MedTech de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) ha definido un nuevo modelo computacional para identificar las causas de la artrosis en cada paciente y poder personalizar los tratamientos de cara al futuro.
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La Unidad de Investigación BCN MedTech de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) ha definido un nuevo modelo computacional para identificar las causas de la artrosis en cada paciente y poder personalizar los tratamientos de cara al futuro.
El investigador de la UPF Jérôme Noailly ha explicado que los factores que provocan la artrosis, la enfermedad articular más frecuente, pueden ser distintos en cada persona y definir este modelo permite identificar cuáles son las causas concretas que la provocan o la aceleran en cada paciente.
"Con las técnicas existentes hasta ahora, es complejo que los médicos puedan determinar las causas que han provocado la artrosis en cada paciente y decidir el tratamiento más adecuado", ha añadido Noailly.
Actualmente, sólo existen tratamientos paliativos de la artrosis en forma de ejercicio, analgésicos o cirugías para implantar prótesis.
Hasta ahora, debido al origen multifactorial de la enfermedad, ha sido difícil encontrar terapias eficaces contra su progresión o regenerar el cartílago dañado y, aunque tradicionalmente su origen se ha relacionado con factores mecánicos como traumatismos o sobrecargas, también puede estar causada por factores proinflamatorios o genéticos.
Las causas de carácter inflamatorio de la artrosis suelen estar vinculadas al envejecimiento, pero también a la coexistencia de otras enfermedades y no afectan por igual a mujeres y hombres (las mujeres están más afectadas).
Ahora, la Unidad de Investigación BCN MedTech ha creado un modelo computacional, que publica la revista 'Frontiers in Bioengineering and Biotechnology', que simula las comunicaciones entre las proteínas dentro de las células de las articulaciones y permite identificar mejor los factores que provocan artrosis en cada paciente.
Los investigadores han resaltado que la incidencia de la artrosis, que en España afecta a unos 7 millones de personas, tiende al alza en los países occidentales por al envejecimiento de la población y los estilos de vida más sedentarios.
Según Noailly, "hasta ahora a los médicos les cuesta mucho diferenciar si un síntoma principal de la enfermedad, como el dolor crónico, es neurogénico o de origen inflamatorio" y tampoco pueden definir el perfil mecánico de cada paciente, es decir, cómo impactan sobre las células de sus cartílagos articulares los movimientos mecánicos (sobrecargas, torsiones...).
Por eso, conocer el perfil mecánico de cada paciente es fundamental para personalizar las terapias "porque la reacción de las células del cartílago a los estímulos bioquímicos depende de las cargas mecánicas", ha precisado la también investigadora de la UPF Maria Segarra.
La investigadora ha explicado que el nuevo modelo evalúa ágilmente, a partir de un rápido escaneo, cuál es el perfil biológico y mecánico de cada paciente y qué tipo de terapia puede funcionar mejor.
"Podemos obtener una especie de impronta del perfil biológico de cada paciente que aumenta la capacidad de diagnóstico clínico", ha añadido la investigadora.
El nuevo modelo se basa en examinar cómo impactan los estímulos mecánicos e inflamatorios sobre las células del tejido cartilaginoso de las articulaciones (o condrocitos).
Para relacionar el estado de estas células con los factores mecánicos e inflamatorios, han desarrollado un modelo computacional basado en redes, que integra gran cantidad de conocimiento de la biología del cartílago articular para simular comportamientos mecanobiológicos.
Además, según los investigadores, este estudio aporta novedades relevantes sobre las causas generales que pueden provocar o agudizar la artrosis, como la demostración de que las moléculas proinflamatorias -denominadas citoquinas proinflamatorias- son las que en mayor medida causan y hacen progresar la enfermedad.
También ha constatado que las conductas sedentarias u otras situaciones en las que los cartílagos reciben cargas mecánicas de baja intensidad, pero estáticas y prolongadas en el tiempo favorecen el dolor de origen inflamatorio derivado de la artrosis.
Igualmente, ha determinado que los tratamientos basados en moléculas antiinflamatorias del propio paciente pueden ayudar a disminuir las señales de dolor de origen inflamatorio y ha demostrado que las sobrecargas mecánicas, por ejemplo por los excesos de peso, inhiben el potencial regenerativo del cartílago.