El dolor lumbar es la segunda causa de baja laboral y lo sufren 5 millones de españoles. Los expertos consultados por COPE nos recuerdan que en el 95% de los casos estos dolores de espalda en adultos se deben a sobre cargas o mal funcionamiento de la musculatura y que solo el 4% se produce por alteraciones estructurales de la columna. Sin embargo, ese porcentaje se podría evitar si cuando un adolescente se queja de dolor de espalda acudimos al médico para que valore su situación cuanto antes.

La Dra. Helena Bascuñana, médica rehabilitadora, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) insiste en COPE en que “el adolescente tiene todavía un esqueleto en crecimiento y unos músculos que se están formando y todo esto después influirá en su etapa de adulto. La espalda se forma caminando y alguien que no lo haya hecho nunca carecerá de las curvaturas que tenemos en espalda. Será todo una cifosis (curvatura exagerada hacia delante de la espalda) y si añadimos factores tremendos, como puede ser una mochila pesada o estar mirando el móvil todo el rato estamos favoreciendo posturas que a la larga no van a ser saludables”.

Los adolescentes empiezan a padecer dolores de espalda a partir de los 10 años y los sufren con una frecuencia similar a la de los adultos a partir de los 15 años. Son datos del Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM) y la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE).

Además, en España, el 51% de los chicos y el 69% de las chicas entre 13 y 15 años ya han padecido estas dolencias. Se quejan, sobre todo, de la zona lumbar que acaba limitando su actividad escolar y el abandono de la práctica deportiva.

El estudio demuestra que estos problemas son excepcionales antes de los 8 años, y normalmente tienen que ver con la postura incorrecta de mirar a los dispositivos móviles hacia abajo durante horas.

A JUGAR A LA CALLE

En el conjunto de las dolencias de espalda es irrelevante la genética y muy importante la vida que llevamos. Los buenos hábitos ayudan a prevenir muchas enfermedades y, si se adquieren en la infancia y adolescencia, los beneficios se prolongarán en el tiempo. Por ese motivo, para prevenir el dolor de espalda, los médicos nos recuerdan la importancia de incluir una rutina física desde edades tempranas que puede comenzar jugando en el parque con los amigos e ir aumentando realizando algún deporte.

Con ese ejercicio físico y una postura correcta durante las horas de estudio, los adolescentes evitarán un desequilibrio de la columna vertebral. Además, nos explica en COPE la Dra. Bascuñana, “mientras fortalecen sus músculos, están liberando hormonas que tienen unos receptores cerebrales que ayudan a mejorar la memoria. Y es que el ejercicio físico no solo mejora nuestros problemas de espalda, si no que mejorará incluso nuestra esperanza de vida”.

LESIONES QUE NO SON UN JUEGO

Los jóvenes son los que más tiempo dedican a los videojuegos a través de sus Tablet o teléfonos móviles, pero las lesiones que les causa en la columna vertebral si no lo hacen en la postura correcta no son un juego.

Por eso, la portavoz de Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) asegura en COPE que “los móviles son un problema para los niños porque tienen un esqueleto en crecimiento y eso se puede quedar estructurado con esa mala postura. Tenemos que luchar contra la gravedad, para estar lo más erguidos posible. Si estamos haciendo justo lo contrario se va a estructurar esa postura”.

Mas del 80% de los niños usan estos dispositivos electrónicos en casa y eso está provocando que cada vez niños más pequeños sufran dolores de espalda.

Desde que comienzan a tener teléfonos móviles y dispositivos portátiles, los pequeños les dedican muchas horas diarias, con la cabeza inclinada hacia adelante para leer y enviar mensajes de texto. Esa postura hace que el peso de la cabeza sobre la columna aumente cuando se flexiona hacia adelante.

NIÑOS MÁS BAJITOS

El 70% de las poblaciones en países industrializados sufre de problemas de espalda en algún momento de sus vidas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque en el caso de los más pequeños surgen por circunstancias fáciles de corregir, como el peso de sus mochilas.

Los especialistas han calculado el peso que debe tener una mochila para no perjudicar la espalda del escolar que carga con ella a diario y es del 15% de su peso corporal de quien la lleve, como recomiendan desde la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) .

Además, las mochilas se deben cargar sobre los dos hombros (nunca como bandolera), las tiras deben ser graduadas para que el peso no quede ni muy cerca de los hombros ni por debajo de la cintura. De esta manera, evitaremos cambios en el centro de gravedad que perjudique su estabilidad y la correcta formación de su columna. También tienen que ser acolchadas en la espalda, tener asas anchas y es aconsejable que tengan un cinturón para poder abrocharse a la cintura.

Pero, llevar mochilas con mucho peso no solo provocará en los niños dolor de espalda, si no que, a largo plazo, hará que tengan una talla más baja de la que deberían.

Muchos padres se plantean la opción de una mochila con ruedas, pero ahí nos encontramos con el problema de que la acaben levantando con una sola mano y que la distribución del peso sea peor.